A estas alturas de la película, siendo conocido por todos el guion de la misma, puede que carezca de utilidad mi columna de esta semana.

Pero, por razones obvias que pretenden recordar al lector lo que ya sabe y hacerle reflexionar acerca de lo que nos jugamos, evitando que le vendan gato por liebre, haré un último esfuerzo antes de dedicarme a las recetas culinarias.

Vaticino, de consolidarse los malos augurios (hoy es posible que me haya levantado con el pie izquierdo), un proceso electoral decepcionante y tendente a lo depresivo sí, como se pronostica, la sociedad española no reacciona y dice ¡basta!

Estando el patio como está y con la evidente ruina que se avecina, con especial trascendencia en lo relativo a la defensa de la unidad de España, si desaprovechemos la oportunidad electoral brindada, deberé elegir entre dedicar mis escritos a la cocina tradicional o la repostería.

Será muy difícil digerir que pudimos apartar del poder al aviador y sus copilotos separatistas, evitando que sigan acumulando horas de vuelo en el Falcon presidencial, por falta de consenso o visión estratégica.

Si tras las elecciones siguen gobernando, será porque algo no se ha planificado bien o quizás no se haya planteado el escenario de trabajo pensando en lo realmente importante, España, prefiriendo el rédito electoralista de unas u otras siglas políticas.

Hemos de pensar que para el votante de a pie, que ve en la tele un tipo espigado que va de guaperas, con banderas que deshonra a sus espaldas, con discursos grandilocuentes colmados de falsedades y electoralismo a espuertas, endulzado con ironías hacia sus rivales, puede llegar a hacerle tilín el mensaje maquillado de que todo va bien e irá a mejor si vota al bloque coaligado del socialismo-populismo-separatismo.

En maquillaje y venta de humo nadie duda que son muy efectivos. El “sanchismo” lleva lanzando mensajes electoralmente favorables desde hace tiempo. Tergiversando y trabajando en la sombra con sus cesiones y concesiones. Jugando con sondeos y el CIS a conveniencia. Usando decretos donde no llega la política. Desmintiendo bocazas feudales si éstos sacan a la luz la verdadera estrategia que hay detrás del contubernio. Cediendo el control y las riendas de la política española a los que, de puertas afuera, están siendo juzgados. Prometiéndoles el oro y el moro aunque pueda suponer el ninguneo del Poder Judicial, planteando como solución un posible indulto, pactando un referéndum inconstitucional, sometiendo la soberanía nacional española, blanqueando ilegalidades llegados al 65%, etc. etc. etc.

Y, amigos, estando en manos de estos vendidos, la duda que subyace es todo lo que no sabremos y quizás ya hayan pactado. Mejor no pensar. En cualquier caso, se trata de un coste desmedido a cambio de un previsible apoyo que volvería a consagrar a los que quieren romper España como verdaderos gobernantes de la nación que quieren finiquitar. Algo que, saben, solo está a su alcance con la complicidad de los líderes del sanchismo-populismo.

A los políticos socialistas coherentes que queden les pediría que valoren con rigor los costes y beneficios que supone vender España. Y luchen, con los que fueron sus aliados constitucionales, por la España que lideró y abanderó el PSOE, antes del declive y congoja existencial que suponen sus dos grandes referentes de este siglo. Me refiero al que pensamos sería inigualable, el camarada Zapatero y, en la actualidad, el inquilino de Moncloa que, pese a lo asombroso del reto, ha acabado haciendo bueno a ZP.

Pido a los votantes que sean inteligentes. Los españoles merecemos transparencia y honradez en los argumentos, exigiendo a los trileros que no usen las pensiones, las falsedades y las medidas populistas de última hora como armas electorales. Debemos dar apoyo a los partidos que garantizan y ponen en valor la defensa e integridad de España, los derechos lingüísticos comunes de todos los españoles y el orgullo, sin complejos, de sentirse parte de nuestra gran nación. Además de demostrar, como ha pasado otras veces, que son una solución útil a la hora de poner orden tras las herencias maliciosas que acostumbra a dejar un Gobierno socialista saliente.

Reconozco que es una pena que los tres partidos que merecen confianza (PP, VOX y Cs) no se hayan puesto de acuerdo pactando listas comunes. U ofrecido cualquier otra propuesta inteligente y efectiva que diese mayorías solventes en las diferentes convocatorias. En este sentido desmoraliza ver que, a pesar de que se les llena la boca con planteamientos en defensa de la unidad de España como prioridad uno, para algunos pesa mucho el interés de partido. Algo que puede llevarnos a un callejón con complicada y dolorosa salida, por los efectos del fraccionamiento de un voto que, agrupado, nadie tosería.

Pensemos en positivo. No habiendo logrado ese consenso ilusionante antes de votar, toca seguir confiando en la unión de esfuerzos para que el bloque de los que quieren romper la nación no se haga con el poder, alcanzando mayorías una vez recontados los votos.

No perdamos la esperanza. Es lo que necesita el país.Y los partidos lo saben.

 

Javier Megino

Vicepresidente de Espanya i Catalans

Articulo del «El Catalán»: Click Aquí