No cabe duda de que, tras un mes confinados, los ánimos de los españoles empiezan a tener sus momentos de bajada.

Para nosotros, con la marcada identidad mediterránea que nos caracteriza, lo de estar en casa no acaba del todo de entusiasmarnos.

Pero, independientemente de lo que nos guste o no, por miedo, coherencia o necesidad, nos adecuamos a lo que sea menester si, con ello, logramos lo que todos pretendemos.

Por esa razón no es ninguna sorpresa que, cerca de dos terceras partes de nuestros votos se hayan decantado por la opción de, incluso, prolongar esta etapa de nuestras vidas que quedará en el recuerdo por el confinamiento. Y, además, por el periodo de tiempo que pueda ser necesario si, con ello, ganamos definitivamente la batalla al Covid-19.

La prioridad es, sin duda, vencer al virus y hacerlo de una forma contundente y, en la medida de lo posible, evitándose la posibilidad de reincidencia. Al menos esa es la intención y el objetivo perseguido, lo que justifica esta abnegada conducta de quedarnos en casa, minimizando la posibilidad de que se extienda vía contagio.

Muchos compatriotas han fallecido a lo largo de este dramático periodo. Ya estamos rondando los 18.000 muertos y, aunque los datos comienzan a ser halagüeños en la tendencia, no hay día en el que acumulemos un número significativo de españoles que nos han dejado por culpa de este mal, siendo todavía inpronosticable la cifra “oficial” que declarará España como fallecimientos una vez declaremos la ansiada victoria.

Hemos de tener en cuenta que, contabilizándose sólo como decesos por este virus los que habían sido diagnosticados favorablemente tras el pertinente análisis, se suscitan muchas dudas acerca de la cifra “real” que se llevará por delante esta locura, pero preferimos no especular al respecto. Están en juego muchas conciencias, muchos compromisos y muchas voluntades de los que toman decisiones amparándose en la eficiencia y en los años de vida que, en teoría, pueden quedarles a los pacientes infectados.

Para muchos, en algunas comunidades especialmente, pueden ser muchos más los fallecidos extracontables que los contabilizados. La pretensión de salir lo mejor posible en la foto, evitando si cabe efectuar diagnósticos para evitar su cómputo en caso de óbito, es la política rastrera y denigrante que nos merecemos algunos por tener gobernantes de medio pelo como nos sucede, por servir como ejemplo, a los catalanes.

Por tanto, es evidente que los españoles opinamos que lo principal es salir de ésta con solvencia y, si ello conlleva más semanas en casa para contener contagios, se acepta. Solo un 6% declara que ya está harto del confinamiento y que desea que se cancelen cuanto antes las medidas para volver a una normalidad que, definitivamente, puede que ya no vuelva a ser como antes. Esto conviene que lo entendamos así todos, tanto los que desean que acabe este símil de arresto domiciliario, como los que aceptan lo que se les pide si, con ello, nos acercamos cuanto antes al final del túnel.

No hay duda de que se ha marcado un antes y un después con el omnipresente Covid-19 y, tal y como ha votado un 30% de nuestros participantes en la encuesta, es previsible que nuestra forma de interactuar como sociedad se pueda ver condicionada tras el paso de este virus al que, muy posiblemente, debamos tener presente en adelante.

¿Creéis que el confinamiento va a durar más de 6 semanas?

  • - Creo que si, deberiamos estar más tiempo, hasta que desaparezcan los contagios. (64%)
  • - Creo que debería acabar, porque no soporto más tiempo estar en casa. (6%)
  • - A partir de ahora nuestra forma de interactuar estará condicionada por el Covid-19. (30%)
Cargando ... Cargando ...
confinamiento
2020-04-14T20:31:17+02:00

Comparte en tus redes