La soledad puedes sentirla en tu interior o puede ser realmente la que te rodea cuando no cuentas con quién compartir un espacio. A veces se complementan. Las consecuencias son incontables, cada individuo según sus aptitudes, puede sobrellevarla con mayor o menor intensidad.

El ser humano, necesita reflejarse en el otro, transmitir fuera de su interior lo que instante a instante genera a solas, en el silencio de su íntima sala de estar. Un papel en blanco puede servirle para dejar impreso el desasosiego o simplemente los deseos, las risas y ansias de libertad. Pero componer, compartir, dar y recibir la melodía vital al igual que lo hace el director de orquesta acompañado por los instrumentistas y arropado por un público amante de la música, es una tarea muy importante.

El “ estado de alarma sanitaria “ impide el desarrollo natural de este proceso y más aún, provoca un cataclismo cuando no se programan las medidas paliativas adecuadas para conseguir atajar la sacudida que ha golpeado y aún golpea con gran dureza, y sobre todo cuando no se aplican esas medidas en el tiempo preciso. Fácil es para un gobierno incompetente recluir a la ciudadanía. Semanas de aislamiento, espacios laborales vacíos, escuelas sin el griterío de los niños en los recreos, residencias geriátricas sin muchas de las miradas desorientadas de sus ancianos ausentes, calles sin la sombra de los transeúntes, sólo los árboles y las farolas marcan la hora en el empedrado. Una soledad que agobia, que debilita la ilusión de vivir.

En el Congreso de los diputados sesión de control al Gobierno, un hemiciclo con pocos escaños ocupados, muchas señorías ausentes, un discurso reiterativo del señor Sánchez, la oposición constitucionalista con la crítica apropiada a la mala gestión, los nacionalistas con sus soflamas y los comunistas con su palabrería limosnera, fue el relato en blanco y negro que los padres de la patria brindaron a la ciudadanía. Terminada la sesión, los clichés en manos de los comunicadores van desde altanería en la bancada azul, críticas ajustadas a la corrección parlamentaria de la derecha, y en frente algunos diputados, aupados por la ley electoral no por el número importante de votos, sin ningún reparo haciendo gala de su ignorancia, de su sectarismo y lo que es peor de su locura secesionista.

Los datos económicos son alarmantes, aumento del paro, empresas en vías de desaparecer, una deuda alarmante y el debate centrado durante varios días, en la salida de los niños a la calle después de haberse propuesto ir a la farmacia, al supermercado o al banco, el “ pito pito colorito ..” de la política. Dimes y diretes son la tónica de los comunicados oficiales, que por constantes y abusivos, adormecen; ruedas de prensa nada tranquilizadoras, dejan a su paso un enorme vacío, simplemente soledad por las múltiples preguntas sin emitir y sin respuesta: ¿ controlada la epidemia ?, ¿ cuáles son las cifras exactas de fallecidos ?, ¿ los puestos de trabajo ?, ¿ hoy veré a los abuelitos ?, ¿ podremos pagar la hipoteca ?. A la cabeza de este disparate se sitúa un señor Pedro Sánchez, arrebatador, ambivalente, ahora a desarrollar las nuevas tecnologías y después de la siesta, a amordazar en las redes las opiniones críticas a su gobierno. La libertad de expresión es uno de los puntales de la democracia y puede verse limitada si no sabemos defenderla ante cualquier intento de amordazarla y sobre todo si se pretende desde el poder político.

Libertad es una palabra que muchos gritan, tanto los que creen en ella como los que pretenden eliminarla. La libertad es la propia realidad humana, se va haciendo y sólo puede ponerle límite la ley. Ambas se encuentran en peligro, en uno de los momentos más inestables y con la legislatura más débil pues algunos ministerios los ocupan quienes la enarbolan para luego anularla. Se promulgan decretos que no cumplen con lo prescrito en la Constitución, se están parapetando detrás de las fuerzas armadas, de los expertos en sanidad y de todo aquel que tiene el apoyo de los ciudadanos, según su interés alteran el método para hacer el cómputo de las víctimas de la pandemia, tienen la osadía de colocar a España entre los países que con mayor rapidez y eficacia han tomado medidas para contrarrestar el virus, y para que su plan vaya adelante usan los medios de información públicos, los subvencionados ….todo lo que les permita dirigir el pensamiento de la población.

Tenemos la sensación de estar solos, solos ante un contagio sin precedentes, solos para recordar a nuestros seres queridos, que nos han dejado sin pedirlo, solos para adquirir mascarillas, test, para procurar que nuestros hijos no sean transmisores de la enfermedad, solos para rezar, para decir ¡ basta !.

La soledad no es invencible, se la puede controlar con el simple hecho de salir del cerco que acecha desde el confinamiento; se consigue si creemos en nosotros, en los valores que el Estado de Derecho pone a nuestra disposición, si estamos convencidos de lo que es tener libertad para trazar nuestra vida. Cada uno es protagonista de su futuro si desea vivirlo y dirigirlo.

Ana María Torrijos