Socialistas, Comunistas, Separatistas y otros especímenes…
En la Europa occidental y especialmente en España tenemos una economía Keynesiana indiferente al partido que gobierne, demostrándose que es más fácil vivir a costa del Estado que ser parte de las clases productivas.
Esto, evidentemente, es insostenible. España ha substituido el sistema clientelar del cacique por el del político. Por eso el sistema socioeconómico necesita unas autonomías, con una gran burocracia, para mantener a mediocres mientras empresarios, autónomos y trabajadores sostienen con sus impuestos dicha carga.
Recuerdo perfectamente cuando Adolfo Suárez, por decirlo de la forma más suave que se me ocurre, cedió ante Josep Tarradellas y el PNV la creación de las autonomías, como sistema idóneo que facilita que la mediocridad pueda vivir del erario sostenido por las clases productivas, extendiendo el modelo a nivel nacional con el comúnmente conocido “café para todos”.
También las grandes empresas que fracasan viven de la subvención, haciendo que las realmente productivas paguen el coste del fracaso ajeno. Esto no se puede consentir, al servir de argumento para que las empresas que funcionan y generan puestos de trabajo se vayan a la primera de cambio de España por tener que soportar la gran carga fiscal.
Los políticos, con especial relevancia entre los separatistas, han sabido aprovechar este modelo basado en la mediocridad usando el estado de las autonomías para, entre unos y otros, sumar casi 500.000 cargos públicos. Muchos de ellos abiertamente traidores y desagradecidos al país y a la ciudadanía que les da de comer.
Ahora, con la crisis del covid-19, el Partidos Socialista junto a Podemos y sus socios aprueban el “Ingreso Mínimo Vital” para apuntalar la dependencia del lumpenproletariado a los partidos políticos, controlando una parte de la sociedad, mientras que la sociedad productiva se ve asfixiada. Esto no es inocente, sirve más para destruir la sociedad y sus pilares.
Tenemos a los enemigos de la sociedad viviendo y comiendo de nuestras instituciones, mientras el pueblo es controlado por esa causa mayor sanitaria que es el Coronavirus. No olvidemos que, por muchas tropelías que hagan los separatistas o socialistas, tienen un voto fiel y, desgraciadamente, lo seguirán teniendo.
Víctor Milà