Todo predecible y esperado. El plan sigue su curso. Nadie debería sorprenderse, tras los nombramientos a dedo en las cabeceras de las diferentes instituciones y órganos del Estado.

Lo sucedido en la Fiscalía es un ejemplo más de la experimentada ingeniería basada en el nepotismo, contaminando con nombres plenamente sintonizados el dominio de las altas esferas.

El favoritismo y uso interesado de la representación del Ministerio Fiscal de España, con el nombramiento de la que fuese ministra Dolores Delgado, no deja de ser otra pieza más de ese puzle que está montando el dúo Picapiedra.

Investigar al rey emérito mientras se mima penalmente al “Colombo” de los Mossos, o se pretende la impunidad y elusión de responsabilidades de la Delegación del Gobierno en Madrid por las manifestaciones del 8M, son demostraciones de lo idóneo que es tener bien colocados a los peones para ganar las partidas.

Fiscalía, RTVE o Guardia Civil, son ejemplos de aplicación del ordeno y mando como criterio de elección del responsable, sentando las bases de un cambio de orden que, desgraciadamente, mucho nos recuerda a nuestros hermanos venezolanos.

Nos están engañando en todos los frentes, pero lo peor es que haya gente que les crea.

En lo sanitario el Gobierno no reconocerá que hemos sido un desastre de alcance mundial, ocultando fallecimientos o resucitando contablemente óbitos. La cifra real, que asusta, costará asumirla. Por el contrario, se trata de buscar culpables y señalar a otros para salir reforzados. Son así de hipócritas.

Económicamente la cosa pinta peor que mal. Caída del PIB, paro, miedo a posibles rebrotes lloviendo sobre mojado, huida del capital inversor, crisis en las expectativas, anulación del emprendimiento, desincentivación a la entrada en el mercado laboral, proliferación de la dependencia a la subvención, fidelización del voto cautivo, apretón fiscal a los que realmente produzcan, etc. nos abocan a una situación halagüeña desde el punto de vista del chavismo palaciego galapagueño pero, para la mayoría, es una sacudida de grado 7.

La Fiscalía del Estado, tras elegir a los fieles en lugar de los mejores, evidencia un cambio de rumbo preocupante. Se vislumbra oscuridad al final del túnel, para los que apostamos por la Justicia y que paguen con sus penas los malos, suponiendo una luz de esperanza para los que saben que tienen las piezas del ajedrez a su disposición para salir beneficiados, impunes o, puede que lo lleguemos a ver, indemnizados.

El tufo se extiende y abarca todos los ámbitos. Convendría abrir las ventanas y airear. Es necesario librarse, lo antes posible, de toda esta pestilencia y sus efectos perniciosos.

Javier Megino – Vicepresidente de Espanya i Catalans