La jornada electoral de ayer tuvo lecturas diversas y titulares varios.

Pero, en un contexto como el que vivimos, con la visión y perspectiva nacional que siempre se tiene en cualquier convocatoria, se impone, por encima de otras muchas consideraciones, la debacle de los hipócritas comunistas rancios que apelan a posturas y políticas poco creíbles, como son las que plantea el impresentable de Iglesias.

Queda demostrado que ya hasta los suyos le han visto el plumero. Ya no se creen sus mensajes, cuando saben que se plantean desde la opulencia y el abuso en el uso de lo público, lo que esperemos lleve al marqués de la giba y los suyos a la paulatina desaparición, tal y como ya parece que ha empezado a suceder.

Defender posturas que uno incumple, en un nivel de hipocresía con complicada equivalencia, a no ser que vivas en Venezuela y estés acostumbrado a esa misma dinámica, tiene el merecido castigo electoral.

Me fastidia, y mucho, que sus votos hayan ido a la opción B de los podemitas, el nacionalismo excluyente y desfasado, pero nadie nos puede quitar el goce que suponen las penas y lamentos de ese tipejo que genera arcadas sólo de pensar que forma parte del Gobierno de España.

Yo me alegro de sus nefastos resultados. Caída vasca y desaparición gallega… ¡Que les den!

Javier Megino – Vicepresidente de Espanya i Catalans