Como todos sabemos, la semana pasada el camarada Sánchez montó otras de sus reuniones con los mandatarios de las comunidades autónomas.

Toma de contacto con bombo y platillo para dar novedades y vender “logros” europeos. Ceremonia vistosa y decorada con todo el folclore que supone el mogollón de banderitas de los diversos territorios que conforman España, a sumar a la que ya nos representa a todos.

Para los que hemos seguido de refilón las andanzas de esa reunión de pastores, con el testimonio televisivo de las noticias de la noche, nos queda la imagen del photocall para las intervenciones con la ristra de banderitas que camuflaba la ubicada en posición central, entre la vasca y catalana, invisible con alguien disertando ante el micro. Un detalle nimio, pero con letra pequeña.

Dicha toma de contacto, liderada por el Jefe del Estado, suponía un encuentro de S.M. Felipe VI con el presidente del Gobierno y los presidentes de la autonomías, como representantes del Estado en cada uno de sus ámbitos territoriales. Razón suficiente para que todos y cada uno de ellos estuviesen presentes y defendieran los intereses de sus territorios, de forma común y compartida con el resto de comunidades. Pero no hubo pleno.

A punto estuvo de faltar el presidente de la comunidad autónoma vasca, pero un movimiento de última hora, con la cartera por medio, subsanó dicha incertidumbre. Participó en la reunión y salió en la foto de familia. Sin duda será un interesado, vendido o chupasangre, pero estuvo.

Ahora bien, la oveja negra y descarriada faltó. Sus argumentos para ausentarse fueron más que tremebundos. La marioneta excusó participar, por sus santas gónadas, en un encuentro en el que se esperaba a todos los que son la imagen de España en sus regiones.

No perdamos de vista, ante tanta tontería y bravuconada, que Torra es el máximo mandatario del Estado en Cataluña. Si este señor se cree otra cosa o si imagina nuestra región como otra cosa, es un espejismo derivado de su paranoia. La realidad es la que es y se debe, por su cargo, a ella.

Debió estar en la cita, participar y dar la cara, representando a los catalanes y sus intereses. Pero su sobredosis de fanatismo le hace imaginar que es la voz de la minoría del 42% (según últimas valoraciones) y no del 100% de los catalanes. No nos merecemos impresentables como este caballero. Cataluña necesita cambiar el rumbo urgentemente.

Las próximas autonómicas, cuando decida el amo, brindarán una nueva oportunidad para ello. Sepamos jugar nuestras cartas y sumar esfuerzos.

Javier Megino – Vicepresidente de Espanya i Catalans