Hará como más de 10 años que sé quien es Pablo Iglesias cuando era famoso por salir en Youtube haciendo discursos subversivos de carácter comunista, él nunca ocultó sus ideales, metodología y alianzas ya antes del famoso 15-M.

Él nunca ocultó ser antiespañol porque el bando prosoviético perdió la Guerra Civil.

Por no decir que realizaba conferencias en Herriko Tabernas y su proximidad con líderes separatistas.

¿Y lo de Venezuela, Irán, Bolivia y Ecuador? Pues todo el mundo lo sabe… ¿De que sirve ya denunciarlo?

Que Pablo Iglesias no es un obrero, sino, el típico escalador.

Pero no vengo hablar del líder de la formación morada, sino de sus votantes, de los cuales la derecha sociológica siempre repite es que son “gente engañada”. No caigamos en el buenismo en pleno siglo XXI, que todos sabemos qué fue del comunismo soviético, el chino, el cubano o el comunismo más ortodoxo de Corea del Norte, en la cultura de la sobre información.

Es por eso que hay un sector en la sociedad que lo vota y no porque crean que les vaya a mejorar la vida o como una opción política más sino que están movilizados por el impulso antisocial propio de revolucionarios de segunda categoría.

Cuando veo prensa y webs de carácter de izquierdas, claro que se edulcora su condición de corrupto y de trepador político. Ahora que no nos debe extrañar que esté viviendo en un casoplón, gracias a lo que él y el propio Karl Marx calificó como Lumpenproletariado.

Haga lo que haga habrá una base electoral para movimientos como este. No nos engañemos con los resultados de Galicia. Que Podemos se derrumbó. ¿Y qué pasó con esos votantes? Pues se fueron a un partido radical separatista que es el Bloque Nacionalista Gallego.

Podemos hablar abiertamente de basura social envidiosa y antiproductiva. En si su existencia es un problema para el bien común de la ciudadanía española. Pero para nuestros cárgos públicos, la democracia se ha convertido en una religión donde hay que mantener el sistema.

Por eso no se verá un movimiento que vaya de raíz por parte de la derecha a acabar ni con PODEMOS ni con el PSOE. ¿Para qué? Si se reparten el poder.

Para dar una explicación efectiva de la democracia parlamentaria autonómica española, no hay nada más que ver que socialistas, comunistas y separatistas mantienen mientras que la derecha sociológica lo prosigue sin legislar, desobedeciendo a sus votantes qué además son los contribuyentes y que con su trabajo traen la prosperidad y el progreso real de la sociedad. ¿Y la nueva derecha? ¿La que mucha gente confía? Pues yo debo de ver resultados reales, sino para mi será nada más que un nuevo Ciudadanos.

El problema no es la democracia en sí, sino el modelo que nos impusieron en 1978 y que la sociedad española ni está preparada y dudo que lo esté a corto o medio plazo. Ese modelo que legalizó a comunistas y separatistas. En ningún país occidental podrían estar libremente y menos dentro de las instituciones.

Como conclusión del estado en que están las cosas, sólo hay que ver cómo la izquierda ha perseguido a Juan Carlos I hasta hacerle irse de la nación, porque él, si de algo ha pecado es de ser demasiado bueno con las hienas del PSOE y PODEMOS.

Todos los partidos políticos son agencias de colocación pero también de marketing que reflejan a la sociedad.

Víctor Milà