Después de los miles de muertos del COVID-19, ya incontabilizables en España, de la crisis económica que ya empezamos a saborear, por un fajo de leyes que no aportan nada a la sociedad más que el beneficio a unos lobbys, hemos de recordar que es consecuencia de que se ha permitido un gobierno de Pedro Sánchez con Pablo Iglesias con el apoyo de separatistas y terroristas.

Vemos el caso de Inés Arrimadas de la cual engañó a la mayoría de votantes de su partido en las elecciones catalanas. Es totalmente imperdonable que la persona que capitalizó el voto antiseparatista haya permitido que Torra tuviera vía libre.

Pero no me extraña que Arrimadas sea así, yo desde que se destapó su relación con un separatista. Lo peor fueron los típicos palmeros del partido que la felicitaban por Facebook. Y la verdad, yo por aquella época no tenía precisamente pocos y hablamos de una persona que se afilió al partido por el ascenso que tenía en esa época.

Pero vayamos al grano, lo que nos pasa hoy es por tener un sistema social que es una democracia de parlamentarismo representativo bajo la ley matemática D’Hondt con preponderancia regional. Esto no es más que un concurso de popularidad que en cierta forma se mantiene por el clientelismo.

¿De qué no nos deberíamos extrañar?: de que personajes como Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Inés Arrimadas, Gabriel Rufián, Quim Torra o el mismísimo Arnaldo Otegi tengan un cargo político. Pues considero que es por la pasividad y la inmovilidad de los partidos de derecha, pero no de la derecha social.

La derecha social que se levanta para buscar trabajo o que trabaja en sus variedades productivas consigo mismo y con el resto de la sociedad.

Digamos claro. Las sociedades solo funcionan cuando los cargos públicos son la plena excelencia personal, pero en el caso de España tenemos en nuestra casta política lo más parasitario y mediocre. Y lo que es peor dentro de la democracia hay gente que vota sin la responsabilidad de pensar las causas, las consecuencias sociales y en muchos casos viviendo en un sistema clientelar de subvenciones y enchufismos.

Los trabajadores, autónomos y empresarios que enarbolan la bandera de España defendiendo el bien común e intentando echar a los políticos actuales, deberían ser considerados héroes. A los que debemos apoyar y respaldar para supervivencia de España.

España no es un trapo, ni simplemente una cultura… Hemos de ser conscientes de que es un modelo social con enemigos internos y externos. Pero los internos suelen ser inadaptados, subvencionados, burócratas enchufados y muchos cargos públicos de los que debemos deshacernos parar tener un modelo próspero de sociedad.

¿Para que hemos de seguir pagando a la cantidad de burócratas (muchos de ellos socialistas, podemitas y separatistas) cuando el trabajo de un servidor de 600€ con Linux nos realiza mejor las tareas. Vemos por desgracia el ejemplo de los bancos, de los cuales han sustituido a su personal por cajeros. Pero el estado mantiene a gente que tiene una vida gris de poco valor productivo y encima trabajado y afín a la destrucción de España.

Esa misma gente que pacta con Otegi y es condescendiente con los separatistas encarcelados.

Hasta que no entendamos que son nuestros enemigos, nos mereceremos que nos arrastren al abismo de su envidia a una sociedad que morirá.

Víctor Milà