Hace unos días publiqué una columna de opinión con el título “Soy víctima del supremacismo idiomático”. En ella me quejaba por la no disponibilidad de un documento en español que requería la firma de los socios de las instalaciones de las piscinas de Can Xarau en Cerdanyola del Vallés.

Debo decir que, por mediación del regidor de deportes de la localidad, el Sr. Óscar Pons, dicha carencia fue subsanada de un día para otro. Además, dicha corrección vino acompañada de una disculpa escrita de la Dirección del centro deportivo y una llamada telefónica del citado regidor municipal en el mismo sentido.

Manifiesto aquí mi agradecimiento, al facilitar que dicho escrito esté a disponibilidad de los socios indistintamente en las dos lenguas oficiales de Cataluña. Aunque, siendo sincero, opino que la normalidad social en el uso de las lenguas, contemplando ambas como propias y oficiales, debería haber hecho innecesaria mi queja y las mencionadas disculpas, cumpliéndose de partida con la lógica.

Contrasta, por tanto, la rapidez y efectividad del gobierno municipal de mi localidad a la hora de dar solución a mi queja, si se compara con la idea sectaria que sostiene el separatismo que hoy controla la Generalitat, cuyo reto reconocido es desplazar la lengua española de la normalidad y la convivencia social intentando que quede relegada al uso doméstico, tal y como ha manifestado la nueva consejera de Cultura.

Por eso, en la medida de nuestras posibilidades y alcance, todos y cada uno de los que entendemos el privilegio y valor de tener dos lenguas como son el castellano y el catalán, debemos hacer lo oportuno para que una lengua universal como es el español no se arrincone por fanatismos e imposiciones y siga siendo un modo común de comunicarse libremente para los cerdanyolenses, barceloneses y catalanes, sin que se coarten nuestros derechos constitucionales.

Invito, por tanto, que en casos similares al que he manifestado, sin pudor ni miedo, reclamemos lo que nos corresponde, intentando contrarrestar el evidente fanatismo supremacista que lleva implícito y caracteriza al actual Gobierno autonómico.

Alcanzada la normalidad en lo relativo al documento a firmar que fue objeto de mi queja, esperemos que cunda el mismo ejemplo para remediar el uso monolingüe del catalán en las publicaciones informativas que no llevan implícita la solicitud de firma, respetándose plenamente el uso igualitario de sendas lenguas oficiales.

Acabo reiterando el agradecimiento tanto a la Dirección de la Piscina de Can Xarau como al Sr. Pons.

Javier Megino – Vicepresidente de Espanya i Catalans