Quiero dedicar este artículo al último participante de nuestra emisión Suma de Opiniones, César Vidal. Son muchas las realidades que amplió ante nuestros ojos. Su capacidad de ver en las sombras lo que muchos intuimos y tememos, va más allá de la simple erudición. Es sabiduría genuina, sensibilidad y sentido común, en un equilibrio que sólo puede existir en la inteligencia humana. De toda la tertulia quedaron en mi mente varias imágenes con las que quiero dar sentido a toda una realidad invisible que los medios de comunicación corporativos disfrazan o directamente esconden.

El fin de la Guerra Fría creó un monstruo de dos cabezas, que como bien apunta el mito de Frankenstein, ya se volvió contra su creador. El poder se juega en una partida de ajedrez en la que ya no hay reglas.

Ya no se trata de un juego limpio que enfrenta dos criterios reales. De aquello sólo quedan sus casillas blancas y negras, que ya no sirven para nada. Su ingeniería social está intentado secuestrar todas las figuras, para dejar sólo a los peones moviéndose estúpidamente por su falso tablero.

Estamos nuevamente en manos de un poder, llámese Foro de Davos o Agenda 2030, que ya no contempla ninguna regla de ningún juego más que las suyas. Una organización global por encima de las fronteras nacionales, que presume de posthumanismo, se arroga el don de equilibrar la naturaleza en nombre de nuestra seguridad y demoniza cualquier otro espiritualismo que no sea el culto a sí mismo: el Gran Hermano orwelliano.

Pese a que el monopolio de la información está en sus manos, como nos recordó el otro día y nos recuerda cada noche de ocho a doce en “La voz de César Vidal”, nuestro invitado, y que las agencias de información son las encargadas de ocultar y deformar la realidad y no de mostrarla, única función legítima del periodismo, muchos mantenemos los ojos y los oídos bien atentos.

Creo firmemente que el objetivo de la Agenda 2030 no es en absoluto el bienestar de las personas, sino un proyecto interseccional y totalitario de ingeniería social para el enriquecimiento y control total de la economía por las élites mercantilistas deshumanizadas y deshumanizadoras.

Dicen expertos ajedrecistas que la mejor defensa es el ataque. Mi figura preferida es y será siempre el caballo, la más impredecible y limitada.

María José Ibáñez