A las puertas de la Navidad es quizás poco apropiado decir que vivimos en un país de pandereta, pero dicha apelación es del todo adecuada en un contexto social y político como el que tenemos. Tanto es así que somos testigos, con una excesiva cotidianidad que eleva lo absurdo a normal, de situaciones en sede parlamentaria que crean sonrojo o vergüenza ajena.

La comicidad de ciertas intervenciones, en muchas de ellas con el mismo protagonista, no deja de sorprendernos. La verdad es que hay que tener poca vergüenza, algo que caracteriza al gran referente del xarneguismo abducido y en nómina del separatismo.

Las posibilidades que brinda ser portavoz parlamentario son infinitas, a pesar de los reparos que podría suponer la existencia de taquígrafos que documentan las circenses actuaciones. Los tiempos de micrófono dan margen, incluso, a señalar como “golpistas” a los partidos políticos que no se apelmazan en el conglomerado Frankenstein, que aglutina a todo lo bueno que tenemos a lo largo y ancho de esta España que pretenden romper.

Es más que curioso y peculiar que se apele a ese término, en alusión a los partidos que se mantienen firmes en la defensa, validez y vigencia del redactado constitucional y el ordenamiento jurídico de España, cuando es el parlante, portavoz de un partido con su líder enjuiciado y condenado justamente por golpista y rebelde. Algo que no dejará de serlo, al menos socialmente, pese a que sus amigotes del Gobierno le concedan, cuando menos nos lo esperemos y con la nocturnidad y alevosía con la que actúa el “sanchismo”, ese ansiado indulto que compense y dulcifique tanto préstamo de favores.

El cinismo a veces sobrepasa lo tolerable y, si no fuera por el caché a mantener y la credibilidad nula que tienen algunas personas, podría resultar un argumento insultante e hiriente, pero viniendo del bufón de la política española, aunque en esta época sin pandereta, castañuelas en los talones y el gorrito característico, debemos aceptar y comprender las limitaciones.

Acabo con mi felicitación por estas próximas y peculiares Fiestas de Navidad y Año Nuevo, esperando que, en la medida de las posibilidades, podamos disfrutar merecidamente de estas fechas entrañables. Al menos, buscando siempre el lado positivo, con la previsión de que seamos solo 6 a la mesa, la posibilidad de que se nos cuele algún bufón que nos toque la zambomba se minimiza.

Javier Megino – Vicepresidente de Espanya i Catalans