Hoy ha vuelto a nuestras tierras Adrián Carrasco, un CDR que presuntamente fue instigador de los cortes de carretera y ha vuelto porque el juez archivó el caso. Esto me ha inspirado a escribir este artículo donde quiero plantear por qué los separatistas charnegos se vuelven tan radicales.
Antiguamente el separatismo más radical era representado abiertamente por posturas xenófobas respecto a las otras regiones españolas como las del Doctor Robert o Heribert Barrera. Pero hoy podemos ver gente, que no tiene el origen ni apellidos catalanes, estar en primera línea de este movimiento que se mueve a los límites de la ley que es el separatismo.
Desde el desarraigo social y económico se puede entender algo, y no quiero sacar hoy a filósofos ni economistas, sino dar una explicación a todos y en especial a mí mismo, de por qué existe esta gente y circula por nuestra sociedad.
Hay casos como Eduardo Reyes y Gabriel Rufián, ideológicamente nihilistas y con una ambición desmedida, que son útiles para que un cierto sector social les compre el discurso y lo peor es que los hay.
No voy a caer en el odio a los antepasados, sino que más bien son inadaptados sociales. Yo puedo entender que un catalán de 16 apellidos que viva en un pueblo con pocas conexiones sociales pueda creer en el separatismo. Pero gente como Adrián Carrasco o Tamara Carrasco el primero de Esplugas y la segunda de Viladecans, pueblos medianamente grandes y que son cercanos a Barcelona, no.
Y el problema reside en ellos, en su naturaleza personal basada en pocas esperanzas en un futuro por su mediocridad propia. Adrián Carrasco fue dependiente y a Tamara no se le conoce oficio más que ser una marrullera.
Claro que los separatistas charnegos radicales no son queridos por el movimiento en general, por charnegos, pero útiles porque para la mayoría de separatistas “El fin justifica los medios” por muy desagradables que sean.
Yo como que tengo un apellido catalán y me siento claramente español, sé que soy admirado, pero no por lo que siento, sino por lo que hago contra esta gente. Porque los separatistas en general, no es que no quieran a España, ni Cataluña, ni a si mismos, simplemente quieren ser un obstáculo social porque creen que los demás les deben algo. Y como el separatismo es el movimiento más perjudicial para la sociedad lo adoptan como suyo.
Como sociedad nos debemos plantear qué hacer con esos grupos, porque quien quiere a Cataluña quiere al resto de España y quiere que la gente tenga pan, techo y prosperidad. Y no entorpece a los trabajadores para una causa que sólo favorece a ladrones como los que hay en nuestras instituciones públicas.
Víctor Milà