Esta mañana se publicaron desde el Parlamento los resultados de eliminar la inmunidad a Carles Puigdemont, con 400 votos a favor de devolver al expresidente de la Generalitat de Cataluña a dependencias de España mientras ha habido 248 votos en contra.

Se ha tardado más de tres años desde la fuga a Puigdemont a Bélgica, donde se le ha protegido y amparado judicialmente, por una falta de trabajo diplomático de los diferentes gobiernos que ha tenido España.

Pero la situación de Puigdemont era incómoda para países como Francia, Alemania e Italia, entre otros que sufren de movimientos separatistas. Apoyar al “expresident” significaba también amparar a los movimientos de esa índole en dichos países.

Me alegra ver que por una vez se hace justicia, pero lo malo es la mano blanda que nuestro estado tendrá con Puigdemont gracias al gobierno del PSOE y PODEMOS, que será considerado un presidiario VIP, como el resto de separatistas.

Todos recordamos sus vivencias en Waterloo (Bélgica): vivía en una mansión que tenía un alquiler de 4.400€/mes. No quiero imaginar de dónde salía el dinero. Pero lo peor es que hay sectores sociales dentro y fuera de Cataluña que lo amparan, como los extremistas y separatistas no sólo de España, sino de los respectivos países.

Europa se deberá plantear unas reformas intrínsecas, contando que ha habido 248 eurodiputados que han votado a favor del sedicioso, si quiere mantener una Unión Europea firme. Hay que volver las instituciones más flexibles con la naturaleza de los países. Y aunque haya sido una victoria en esta batalla contra el separatismo hay que recordar que las instituciones son un club mal avenido.

Ahora sólo falta que el PSOE y PODEMOS quieran perseguir a Puigdemont. Y que los jueces belgas no pongan trabas en la extradición, pero hay que entender la naturaleza de Bélgica. Un país que también está en descomposición por wallones y flamencos. Especialmente hay que destacar los flamencos, caracterizados por partidos de extrema derecha y que han apoyado abiertamente por activa y pasiva a Puigdemont.

Europa es muy reformable, evidentemente, pero hoy ha hecho un paso positivo. Una serie de países pequeños que van por separado no es viable en un mundo que compite económica y militarmente contra China, Rusia, USA o la India.

Europa debería medir quién debería poder presentarse en las elecciones tanto las nacionales como las de la eurocámara y vetar explícitamente a separatistas que son lo más perjudicial para al sociedad y los intereses, tanto como de las naciones como para la Unión.

Yo no soy eurofílico ni euroescéptico. Simplemente veo la Union Europea como una necesidad de los Estados que también ha sido un amparo de criminales, globalistas, burócratas y separatistas. Hasta que no sea una Europa que vele por los intereses nacionales de cada estado miembro, esto sólo será una flor en medio del desierto.

Para finalizar he de decir que como buen catalán que desea justicia quiero ver a los cargos separatistas, que tanto han perjudicado la sociedad y la economia, entre rejas.

Víctor Milà