Se dice que hay determinados rasgos que diferencian a un hombre de estado de un presidente del gobierno «al uso».

El primero se anticipa al futuro y toman grandes decisiones que revertirán en el provecho de los gobernados tras su mandato, el segundo simplemente se preocupa por su supervivencia política momentánea y no duda en sacrificar a los que tras su mandato tengan la desgracia de vivir.

Así actuó Zapatero en política internacional, primero con una política de debilidad y concesiones al régimen de Rabat que enmascaró bajo la «parafernalia» de «La alianza de Civilizaciones» y cuya lectura por parte de Rabat ha sido la debilidad, lo que fue el germen de la nueva ola invasora que vivimos en Ceuta y Melilla.

Por si la política exterior del gobierno Zapatero respecto a Marruecos no hubiera podido ser más errática,se sumó el retirar las tropas de Iraq (Sin entrar a valorar el acierto o desacierto de dicha empresa).

Y reitero el abandono de la guerra de Iraq no por lo acertada o desacertado de la decisión, si no por el hecho de generar incertidumbre en la firmeza de los compromisos firmados con un aliado.

Gesto que ha sido una mácula en nuestra política internacional,que erróneamente a lo que vaticinaron «los progresistas de salón» no se borró con el cambio de administración, si no que se acentuó.

Prueba de ello es que los Estados Unidos cada vez estrechan más sus relaciones con el Reino de Marruecos,buscando así una alternativa a España la cual percibieron con una peligrosa discontinuidad en su política exterior, lo cual ha mermado la credibilidad.

Y es que para los Estados Unidos y para la geopolítica en general,una continuidad de la política exterior es. Distintivo principal entre un país serio y otro que no lo es, entre uno que da tumbos y otro digno de confianza de rumbo fijo.

Todos estos matices y posicionamientos mencionados anteriormente y otros como el desplante ante la bandera,gestaron que «Los vientos sembrados por Zapatero hoy se tornen tempestades marroquíes»

Unas tempestades que si no se gestionan con la fuerza que requieren para recobrar el crédito internacional que requieren,amenazan con llevarse por delante toda la poca credibilidad internacional que le queda a España (Si es que le queda alguna)

Guillermo Fernández González