Ya en 2021, hace mucho que desapareció la “Revolució dels somriures”, hoy podemos ver a terroristas de Terra Lliure, ETA y CDR en manifestaciones. Porque hoy ya podemos decir abiertamente que los CDR son una organización terrorista.
Hace unos días la Guardia Civil desmantelo que preparaban explosivos por orden del CESICAT, los servicios secretos de la Generalitat de Cataluña, donde planeaban atentar contra políticos, civiles e instituciones españolas en Cataluña.
Hoy se habla de los indultos a los separatistas para salvar el Gobierno de Pedro Sánchez, podemos decir que temblamos por el modelo de sociedad que tenemos. Pero lo peor es una gran parte de nuestra clase política que prefiere mantener el voluminoso sistema autonómico hasta que reviente, antes de recentralizar España y perseguir al parasitismo social.
Un parasitismo social que el pueblo paga con sus impuestos y está amparado por la ley, cuando esa gente solo aporta problemas sociales.
El Gobierno de Sánchez, como todos sabemos, se caracteriza por hacer el mayor daño posible a la sociedad española. Y los separatistas son sus aliados. A él no le importa la violencia callejera, sino al contrario, denunciada por el resto de políticos. Pero en una cosa tiene razón. Que el resto de políticos sólo se defienden con la ley y el PSOE siempre exprime la legalidad hasta el último resquicio para hacer daño.
El españolismo en Cataluña siempre ha ido de víctima, cuando los separatistas han hecho lo que les ha dado la gana. No podemos ir así. Hay que reconocer a esos grupos sociales no sólo como un problema, sino como el enemigo del que hay que deshacerse como sea. Ya no cabe la fras “hay socialistas que…”. Porque desde que llegó Zapatero a gobernar, mirad si han tenido tiempo de tirar el carnet en la basura y de renegar del partido.
Mientras tanto sus socios ya se preparan para un referéndum, visto en las noticias con tenencia de armas y que agredir a agentes de los cuerpos de Policía Nacional y Guardia Civil. Que por cierto, esos cuerpos no se pueden ir de Cataluña porque sino la ciudadanía estará desprotegida.
No escondo mi posicionamiento de que estén estos cuerpos en Cataluña, sino que además creo que habría que darles más libertad de actuación para evitar manifestaciones como las de Urquinaona o las del Pablo Hasél.
Soy consciente de que hay muchos agentes de las policías locales y mossos son grandes personas, indudablemente, y que para hacer pasarela tienen que rehacer su carrera. Pero nadie se puede fiar ni respetar a un cuerpo policial como son los mossos, donde está por ejemplo Albert Donaire, que causa risa a cualquiera o que hace la vista gorda el 1-O.
Pero repito, hay mossos como Octavi “La república no existéix, idiota” o el ARRO que fue agredido por Marcel Vivet, que rompió la mano a un agente.
Y para acabar ya no es la “Gent de Pau de la Revolució dels Somriures” sino que los separatistas apoyan a sus terroristas igual que pasa en las Vascongadas. Y se apelotonan para apoyar a Marcel Vivet, Adrià Carrasco o Tamara Carrasco o van de la mano de Fredy Betanachs o Carles Sastre (ambos de Terra Lliure) en las manifestaciones.
Y todo esto para que al final se enriquezcan los de siempre…
Víctor Milà