En la ciudad búlgara de Varna, sede del Campeonato de Europa de Balonmano Playa, la selección noruega femenina se ha atrevido a desfiar la normativa que exige que las mujeres compitan en bikini. La razón es que lo consideran discriminatorio y anticuado. Está más que claro que sexualiza gratuitamente a las deportistas y que impide desarrollar sus destrezas de manera libre.

El equipo nórdico luchó por el bronce con mallas. Esto ya había sido conseguido en los Juegos Olímpicos de Londres por las jugadoras de voley playa. En 2012 la Asociación Internacional de Boxeo también intentó que las púgiles pelearan con falda y también la Federación de Baloncesto que quiso imponer a las baloncestistas jugar con trajes apretados.

En el caso de los hombres, se les exige que vistan camisetas sin mangas y ajustadas y pantalones cortos que no sean muy holgados. Con las mujeres la exigencias son mayores. Los “tops” femeninos deben ser ajustados y con el estómago al descubierto, además las sisas ampliamente recortadas por la espalda. El monísimo uniforme se vuelve más interesante en la parte de abajo. Su reglamento impone que las jugadoras deben llevar bikinis inferiores con talla ajustada y corte de ángulo ascendente hacia la parte superior de la pierna. Sigue indicando que el lado ancho debe ser de un máximo de diez centímetros. Pero no os sorprendáis, ¡en voley playa lo exigían de seis centímetros!

Todo un espectáculo, y no sólo deportivo. Aún así, las jugadoras noruegas han ido a por todas, aunque las presiones fueron muy fuertes. Les dijeron que les impondrían una multa de 50 euros por persona y partido, es decir una sanción de 5000 euros. Posteriormente, les dijeron que la cuantía podría aumentar y justo antes del partido les comunicaron de que podían ser descalificadas. Por esta razón se vieron forzadas a jugar con bikini.

Tanto el presidente de la Federación Noruega como el seleccionador galo han comunicado que presionarán para que las jugadoras vistan como quieran. No se trata de un “capricho”, como intenta vender la Federación, sino de que se han perdido muchas deportistas por este motivo porque no se sienten a gusto, porque es un deporte con mucho movimiento y el bikini entorpece. Y sobre todo, que se sienten desnudas y observadas.

¡Bien por ellas! Lo único que quiero resaltar de esta noticia es que si esto no hubiese sido dicho por las mismas chicas o la que está frente al ordenador no fuera también mujer, hubiera sido pasto de las críticas de un feminismo que defiende a ultranza la imagen sexualizada de la mujer y al mismo tiempo condena a quien lo pone en evidencia o lo critica, aludiendo a la “libertad” de la mujer en mostrar cualquier parte de su cuerpo y que no se perciba como sexualizada. Un poco contradictorio, como todo su discurso. Y que aburridas también esas mujeres que sólo piensan en ser “sexis” y así se sienten más “feministas”. Siento el abuso de las comillas, pero los discursos vacíos no se pueden definir con palabras.

¡Viva el deporte! y ¡Viva la dignidad femenina!

María José Ibáñez