¿Cómo consideras la actitud del gobierno ante las subidas de la luz?

Pocas dudas quedan a la hora de señalar como responsable al Gobierno en esta crisis energética que afecta a los bolsillos y cuentas de resultados de familias y empresas españolas. El afán recaudatorio, obviando los consejos recibidos desde Europa con posibles correcciones para penalizar menos las facturas, es evidente. La opinión de la mayoría en la encuesta (el 76% de los votos) apuesta por esa necesidad de recaudar y de ahogarnos impositivamente, demostrando que sus críticas en otros momentos, cuando los actuales gobernantes estaban en la oposición, eran pura demagogia y palabrería.

La política energética de España aparenta ser un auténtico caos con difícil solución. Somos un país energéticamente dependiente y no somos capaces de tomar decisiones que faciliten la producción. Por ejemplo, en lo que es el aprovechamiento de la energía del sol podríamos ser referentes mundiales y solo cumplimos con los mínimos. Y, en lo que tiene que ver con la energía nuclear nos hemos declarado rebeldes, planificando el cierre de nuestras pocas centrales (menos de una decena) mientras que el medio centenar de plantas nucleares de la vecina Francia disponen de ampliaciones de plazos de vida útil, facilitando que nuestros vecinos sean vendedores de energía y tener precios del kilovatio de un tercio del nuestro (sin comparar poderes adquisitivos medios de unos y otros).

Con toda esta política energética sin fundamento ni criterio nos enfrentamos a una realidad social clara que hace que todos estemos tensos ante la esperada llegada de la factura mensual de luz y que, en no pocos casos dada la maltrecha economía española, supone para muchas familias un claro inconveniente para cuadrar cuentas y llegar a fin de mes. Por otro lado, las empresas ajustan sus cuentas de resultados repercutiendo el incremento de costes en el precio final de sus productos, lo que acrecienta el gravamen que sufren los consumidores. Medida que además penaliza la competitividad y la posibilidad de vender nuestros productos en otros países, muchos de ellos en mejores condiciones al disponer de mayor autosuficiencia energética y posibilidad de venta de energía y, por encima de todo, sin el grave problema que nosotros tenemos en España con tanto incompetente tomando decisiones.