A mediados del siglo XIX, en la Renaixença, varios sectores de la burguesía intentaron “recuperar” un dialecto medieval que se fue perdiendo por falta de uso en beneficio del español, que se había impuesto por su facilidad de comunicación y la utilidad industrial y comercial.

Pero con el desastre del 1898, ciertos sectores empezaron a usar el “catalanismo” para volver a convertir Cataluña en un nuevo sistema feudal bajo su control y que, en cierta forma, se consiguió con la llegada de la democracia en 1978 y el Pujolismo.

En 1912 Pompeyo Fabra, desnaturalizó varios dialectos que se hablaban en la región y los mezcló con el italiano y el francés para desespañolizarlo, hasta los lingüistas más radicales del catalanismo consideraron que lo llevó demasiado lejos y lo convirtió con“La Gramatica de la Llengüa Catalana” en un idioma artificial.

Vayamos a la actualidad. Hoy institucionalmente el idioma que creó Fabra no sólo está protegido y promocionado, sino que el uso en instituciones públicas es obligatorio en detrimento de la lengua principal usada por el 55% de catalanes, el español.

¿Y se intenta hacer un sistema proteccionista dentro de Cataluña para que gente del resto de España no pudiera venir a trabajar? Decir que en el sistema privado está impuesto es un poco excesivo, pero eso sí, si buscas un trabajo de cierta categoría debes hablar con fluidez el producto que nos dejó Fabra.

Pero en las instituciones públicas, sí que es obligatorio, es más, inclusive tener un nivel muy fluido tanto en lectura, como en escritura y en conversación. Y eso hace que sólo la gente que se ha criado con la inmersión lingüistica o con estudio expreso, pueda opositar.

En el principio del catalanismo se usó la “raza” como medida social de distanciamiento social entre los catalanes y el resto de españoles, pero sin base científica, son míticos los trabajos ya denostados de Bartolomé Robert Yazárbal (Doctor Robert). Pero con el nazismo de los años 1930 y 1940, hacer una ideología bajo la raza quedó desprestigiado.

Hitler usó la raza como casus operandi ideológico del nazismo, Ledesma lo cambió por la religión en España (y eso siendo abiertamente ateo), pero bueno. Por la misma razón el pujolismo usó el idioma artificial de Fabra como su causa.

Muchos hablamos del sistema clientelar que había en Andalucia con el PSOE, y en Galicia por el PP, pero los inventores de todo este sistema de crear funcionarios afines a los intereses de la autonomía nace y se promovió en Cataluña y las Vascongadas.

Está claro que los movimientos separatistas nunca han querido sus propias regiones, sino, exprimirlas y con la legalización que trajo Suárez, España se ha convertido en una nación de burócratas que poco tiene que envidiar a la extinta URSS.

Está claro que tenemos muchos trabajadores públicos y mediocres, sustituibles por terminales y servidores informáticos que a ningún partido le interesa porque le asegura votos por su sistema clientelar.

El otro día vi un documental sobre el tigre asiático. Singapur que es una de las economías más florecientes, con el PIB per cápita más elevado en Asia, decía que uno de los secretos para acabar con la corrupción e incentivar la iniciativa económica fue que la policía entrenaba a ciudadanos y miembros del partido para controlar a los funcionarios.

Porque los trabajadores públicos pertenecen a la ciudadanía, ya que las clases productivas como trabajadores, autónomos y empresarios les dan de comer.

Hoy hay mucho corrupto que se siente impune gracias a nuestra democracia extremadamente permisiva. Cuando los trabajadores públicos lo que justo necesitan es mano de titanio, tenemos muchos traidores cobrando.

Acabaré con una frase de Julio César. “Roma, no paga a traidores”, deberíamos aprender.

Víctor Milà