Esta lacra se puede dar con muchos formatos y, todos ellos, deben tener nuestra repulsa. En este sentido, debemos considerar como una versión de abuso el incidir en el cerebro y pensamiento de los chavales, utilizando la falsedad y mentira como herramienta para tergiversar y dibujar una realidad acorde a maliciosas intenciones.

Las interesadas conductas de los que editan los libros de texto o, más concretamente, los que solicitan la creación y manipulación de éstos, no deben pasar desapercibidas. Inmiscuirse en el desarrollo y pensamiento de las generaciones venideras, con la insana intención de moldearlas al gusto y conveniencia del fanatismo supremacista del maligno separatismo, no debería quedar impune.

Pero la condena de estas situaciones, con un Gobierno vendepatrias al que no le importan las consecuencias y gira la vista con el egoísta objetivo de mantenerse en el poder y facilitar pactos, no entra dentro de lo posible. Les importa un bledo la manipulación de las conciencias de nuestros jóvenes, lo importante es el cargo y el ego.

Se educa a nuestros hijos con libros en los que España como realidad no se cita y la denigración de todos sus símbolos es constante. Mientras, por el contrario, se incide con mentiras como puede ser citar a nuestra comunidad como un país peninsular, como lo son Andorra, Portugal o la propia España. Tenemos un grave problema campando a sus anchas con estas mentes enfermas que facilitan que se eduque malintencionadamente a las nuevas generaciones.

El abandono de la cultura mayoritaria en Cataluña, para tenerlos contentos y que sigan siendo compañeros de viaje en esta etapa de destrucción nacional, llega a ser ridícula. Es tanto el odio hacia lo español y la cultura española que se llega a despreciar un símbolo de nuestra cultura como es la figura de Don Quijote, que tanto alardeó de Barcelona en sus andanzas, negando una estatua en su honor en la Ciudad Condal.

El pretendido olvido y desconocimiento por parte de nuestros descendientes, razón de ser de la decisión en Barcelona, choca con la aceptada sumisión contraria que se ha validado al aceptar la incursión del vasco en la televisión navarra, como claro preámbulo de la intensificación de la manipulación de los niños, aprendiendo y conociendo la lengua de los que, ya sabemos, tienen ánimo expansionista. Unas cosas se niegan con el apoyo de los socialistas, otras se aceptan con ellos como estandarte. Así vamos.

Javier Megino
Vicepresidente de España i Catalans