A nada de finalizar este año son numerosos los acontecimientos que podríamos señalar como de mayor representatividad a la hora de hacer un recordatorio del mismo. En este sentido, es conveniente recordar algún acontecimiento puntual, al carecer de sentido el análisis de un balance anual que, salvo contadas excepciones, es negativo para el común de los mortales.

A nivel internacional me quedaré con el fiasco afgano y la salida a toda prisa de Afganistán por parte de los últimos contingentes militares de occidente, especialmente norteamericanos. Clara demostración de fracaso, tras un par de décadas dedicando recursos y vidas para que en ese país hubiese libertad y progreso. Mucho esfuerzo y coste para acabar dejándolo en manos de los que fueron la causa de la intervención, sin que se vislumbre ninguna expectativa favorable para los residentes.

Desde la perspectiva nacional, tras un año como el 2020 en el que el COVID copó el protagonismo de un modo casi absoluto, este año hemos seguido padeciendo oleadas y envites del citado virus, sin que haya dejado de ser, de ninguna de las maneras, un tema prioritario. Casi dos años después sigue teniendo una gran afectación en la vida cotidiana de los españoles, marcados ahora con la evolución y efectos de su última variante (la Ómicron) y sus consecuencias. Tanto es así que estamos a punto de finiquitar otras Navidades sin que la tradición de dichas fechas, con los encuentros y fiestas familiares habituales de toda la vida, haya podido reencontrar su hueco.

Pero si algo hemos de ubicar como representativo del 2021, además de la celebración de un año con vacunas, las inundaciones recurrentes que afectan al Ebro en su trayecto, o la nueva ofensiva del separatismo en contra de los fallos judiciales en un alarde exagerado de prepotencia y supremacismo, me quedo con la erupción del volcán de Cumbrevieja en la isla de la Palma. Toda España ha estado, salvo impresentables y sus gruñidos condicionados por el fanatismo, preocupada con el tema y los efectos que ha tenido en la vida presente y futura de nuestros compatriotas canarios de la isla bonita.

Espero que los palmeros puedan retomar lo antes posible su vida, aconsejándoles que esperen sentados el cumplimiento de los compromisos y promesas del farsante viajero que tenemos como presidente. El uso de la mentira y falsedad para aparentar y quedar bien ante los medios no es una novedad de este año, ya que es la pauta seguida y acostumbrada del camarada Sánchez desde que asumió su actual cargo, por lo que no puedo señalar este tema como singular del 2021.

Sí tiene cabida, en la retrospectiva de este año, un tema afecto al que fuese su pareja de baile, el marqués de Galapagar… no puede pasar desapercibido que éste diese fin a su característica coleta, adoptando la imagen burguesa que le corresponde y tanto añoraba.

Os deseo una Feliz Nochevieja y buena entrada de año.

Javier Megino
Vicepresidente de Espanya i Catalans