Ilusión e inocencia, risas y palmadas llenan nuestros hogares, los Reyes de Oriente han dejado regalos , juguetes y los peques con sus ojos bien abiertos nos han trasladado al paraíso, con sus caritas iluminadas por la felicidad nos han hecho vivir aquellos momentos de nuestra niñez, cuando la esperanza reposaba en las páginas de ese futuro lleno de proyectos por realizar. Ahora quisiéramos recuperar no todo, pero sí algo de aquellos instantes, el creer en esa presencia majestuosa portadora de sueños, poder recuperar la esperanza a veces perdida, la bondad, que no es más que valorar al ser humano en su humanidad, en su honradez.

El balance de estos meses transcurridos se alza ante nosotros, es desalentador, carente de la fuerza que se necesita para ejercer como buen ciudadano. Las palabras ya no tienen su verdadero significado, las han vaciado y sólo responden a lo que interesa en cada momento, se avasalla a las personas sin límite alguno, se ha hecho de la política un pasaporte a engrosar patrimonio, mientras el resto de la sociedad está obligada a declarar sus ingresos con ajuste a lo establecido por la Agencia Tributaria

El peor virus que nos amenaza ya no es, siendo malo, todas las variantes del Covid, sino lo que nos están inoculando con el marchamo de lo político. Ahora el Poder diseña el modelo de sociedad que le conviene, sumisa, adormecida, carente de estímulos para superarse, dispuesta a esperar la limosna que llegado el momento necesitará para sobrevivir. La clase media, ensamblaje imprescindible para el reparto del bienestar, está siendo destruida a base de impuestos desorbitados, de leyes dirigidas a difuminar y dejar en la nada la libertad , la libre iniciativa. Desde los medios afines al planteamiento gestado por los antisistema, nos están embriagando y destrozando el modelo económico que ha permitido colocar a España en un nivel gratificante de desarrollo. Pero siendo malo este declive, lo peor es dejarnos sin referencias históricas, culturales, éticas y haber perdido nuestro prestigio internacional. Marruecos nos avasalla en aguas canarias, ciertos tribunales europeos hacen caso omiso a nuestras decisiones judiciales, los países de mayor peso en Europa para posicionarse no cuentan con nosotros y lo más negativo es que nosotros mismos nos estamos destruyendo. Para los presupuestos, para la reforma laboral, la educativa, para diseñar un plan energético que nos haga más autosuficientes necesitamos la palmadita de los que no creen en el sistema democrático y sólo les priman dogmatismos racistas o populismos comunistas.

Los padres con insistencia avisaban a los pequeños de que debían ser buenos para que en la noche maravillosa los Reyes Magos les dejaran regalos y ellos procuraban cumplir, se esmeraban en hacer lo correcto. Ahora no caben esos consejos, lo más pernicioso de un comportamiento obsceno se está promocionando y no se reacciona ante ello. La mentira está al día y se la edulcora en convenciones, consejos de ministros, en comunicados oficiales y hasta en los datos sanitarios y a pesar de todo, nos callamos, miramos hacia otro lado. La nueva ley educativa hunde aún más el futuro de nuestros profesionales e impide que se pueda elegir con igual satisfacción una carrera universitaria o una salida profesional, el término memoria histórica ahora bautizado memoria democrática va a hundir la convivencia y a destruir los hechos del pasado, cada jornada es una zancada más de distancia a no querer profundizar en lo que nos están haciendo. La seguridad ciudadana está en riesgo al poner en la cuerda floja a las fuerzas del orden, privarles de medios de defensa en su trabajo, del respeto debido y de una remuneración equivalente en todo el territorio nacional.

La recuperación económica que esgrimen como parapeto los que están transformando a la sociedad desde el poder mediático, se desvanece como un azucarillo, los gastos han aumentado enormemente, ese dinero resultado de la aportación del contribuyente no se destina como se debería a mejorar la sanidad, ni las infraestructuras ni otros sectores necesitados de inversión, el dinero en una parte muy sustancial se emplea para gastos de los cargos que tiene la Administración mastodóntica que se ha montado, algunos de ellos superiores a la remuneración del Presidente del Gobierno, evidente en la Comunidad catalana, el argumento esgrimido es por ser especiales en raza, en esfuerzo laboral y por ser una “nació”. Sonroja que en TV3 no se haya tenido en cuenta la respuesta de una niña concursante por hacerla en español y el coste de ese “chiringuito nacionalista “ está a cargo de todos los ciudadanos, más de la mitad de lengua no catalana, la lengua que no es digna de oírse en esa cadena televisiva. Este es el regalo que nos han dejado los que se autoproclaman defensores de los trabajadores y de los catalanes: un país hecho a trizas, pronto a sucumbir, y una ciudadanía desmotivada.

El tiempo transcurre con gran rapidez, las agujas del reloj y las hojas del calendario son trepidantes, la próxima noche de Melchor, Gaspar y Baltasar está a la puerta, desempolvemos nuestras deseos de mejorar, de vivir e iluminemos nuestros ojos con la luz risueña de la infancia. Nada es inalcanzable y menos la dignidad.

Ana María Torrijos