“Los políticos deberían complacer al pueblo
y no el pueblo a los políticos”.
Ya no es vergüenza, sino asco, es lo que me producen ciertos políticos que hay en España. Y lo peor es que cuando son atacados usan la coletilla “Respeto a las instituciones” .
Yo, particularmente veo a los políticos como una propiedad pública, cuyo salario lo mantenemos las clases productivas. Y de los cuales debemos valorar sus actos económicos, sociales y políticos y que respondan a sus consecuencias.
Veo mucha manga libre a los socialistas, comunistas y separatistas cuando nos deberíamos que preguntar qué han aportado a la sociedad española, pero la cosa que ya están los terroristas de ETA, por su brazo político que es BILDU mandando en España.
No se puede esperar unas elecciones, mientras que la ciudadanía pagaremos la deuda y destrozos porque gane Casado unas elecciones por desgaste. Es más, veo muchos políticos del Partido Popular, que no todos, que quieren seguir con las políticas del gobierno actual y los veo con la chapita de la Agenda 2030.
Hoy siendo el país con el número de aforados mayor y el control de la justicia, ¿pero, esto qué es?
Ser político debería ser un ejercicio de riesgo personal, por que la seriedad de sus actos repercute en los ciudadanos y a su prosperidad.
¿Pero qué tenemos?: a Pedro Sánchez que mientras no hace nada más que reírse yendo con el Falcon, todos los ciudadanos y empresas pagan la electricidad más alta de Europa, a la vez que los fondos europeos se desvían en ministerios inútiles como el de Irene Montero o el de Alberto Garzón. Por no hablar de Pere Aragonés que cobra casi el doble que el presidente del gobierno siendo un presidente regional y encima mordiendo la mano que le da comer.
No sólo cabe decir que los votantes de esos partidos son culpables, sino que el resto de partidos que dicen ser patriotas son igual ante su propia pasividad. Cuando la gente de izquierda y separatistas necesitan sufrir el temor de una auténtica autoridad, que no les tenga ningún tipo de empatía.
Evidentemente atacar un político puede acarrear penas de cárcel, como hace unos días un chaval ceutí dio una patada al coche oficial de Pedro Sánchez ante la invasión de ilegales de este verano y el pobre chaval se enfrenta cuatro años de cárcel.
Tenemos unos políticos que son abiertamente enemigos de la población de lo cual el mejor ejemplo de estos últimos días el comunista Alberto Garzon, que hace lo posible para privar a los ganaderos españoles vender al extranjero con su artículo en “The Guardian” y lo peor que ni ha dimitido y ni va a ser destituido.
Tenemos unos políticos sobreprotegidos y encima algunos sectores sociales los apoyan. Evidentemente cuestiono la actual democracia, sí, esta que ha dicho que son los “40 mejores años de la historia de España”. Pero la realidad es que hemos pasado de una sociedad prospera a tener a casi de 500.000 cargos públicos, ocupados por hienas repartiéndose el pastel de la sangre, sudor y lágrimas de los trabajadores y empresarios. ¡Café para todos!
Se necesita una reestructuración no solo política sino de su sistema.
Víctor Milà