El contexto internacional define los protagonismos y la relevancia de los países en los momentos clave. Y, sin duda, por si quedaba alguna, en la actualidad España no está entre los que deciden y opinan con criterio en un tema tan trascendente como es la crisis que se vive en la frontera entre Rusia y Ucrania.

Esperar que se cuente con nosotros, disponiendo de un engendro de Gobierno que exige unidad interna de todos los españoles mientras él mismo está fracturado y carente de criterio único, vuelve a demostrar lo ridículo que es el equipo gobernante de una nación como la nuestra que, por defecto, siempre debería tener voz y voto en el mundo.

Es posible que, en la imaginaria mente del guapetón de Moncloa, cada noche se produzca una llamada confidencial con el íntimo Biden para compartir la estrategia. Hasta igual se ve hilvanando el futuro del mundo y compartiendo decisiones, mano a mano, formando el tándem clave de los que mandan en el planeta. Pero, desgraciadamente, la realidad es diametralmente diferente a esa inventiva condicionada por el ego. La verdadera sintonía con el amigo demócrata es nula. Todos nos hemos sonrojado, por vergüenza ajena, en los últimos encuentros entre ambos y lo cierto es que Biden no le llama. Es obvio que, en la comunicación y definición de los próximos pasos a dar, no se puede contar con un país como el nuestro en el que la toxicidad está insertada en el propio Consejo de Ministros.

Ya es tarde para recomponer nuestra realidad y tener representantes acordes al momento y la coyuntura. Los españoles tendremos que digerir este nuevo acontecimiento, en este caso bélico y con cazas, fragatas y soldados en lugar de vacunas, con el peor Gobierno posible. No hemos acabado de rematar el desastre pandémico y nos toca lidiar con un virus que da mucho más miedo al ver su logística, potencial y fuerza, poniendo la palabra “guerra” en voz de todos.

Entre tanto, al ser descontados en las decisiones internacionales, sin contar para nada, solo podemos esperar y cumplir como se espera de un país segundón y con fiabilidad condicionada.

Javier Megino
Vicepresidente de Espanya i Catalans