El runrún a diario, con la posible invasión y conflicto armado en la frontera entre Rusia y Ucrania, es la noticia del momento. Ya dispone de unos tiempos apropiados y lógicos, a tenor de lo que nos jugamos, en los informativos que la mayoría ve durante la comida o cena.

Somos testigos del interés de los líderes de países de segunda órbita por disponer de su protagonismo y buscar la foto. Macron con el estandarte de la Unión Europea o el fiestero inglés con su “Union Jack” son claros ejemplos de ello. Al menos tienen posibilidad de posturear, descartando a algunos que ni se les espera por ser inservibles. Algo que, como enfoque positivo, nos permite evitar la vergüenza ajena.

Pero, en momentos como éste nos damos cuenta de la fragilidad de unos y la importancia de otros. El contexto mundial sigue basculando en dos polos en donde la vieja Europa, la que nosotros pensamos que es crucial por ser parte de ella, es evidente que cuenta lo mínimo, por no decir nada.

Pasan los días y vamos metabolizando la situación, asumiendo que el gas saldrá más caro, deseando que no nos llegue el olor a pólvora y que todo nos pille de refilón. Aun así, hay momentos en los que las orejas se nos ponen de punta al escuchar palabras claves que te generan alerta y miedo. Puede ser un farol, pero escuchar al máximo mandatario ruso apelando a su capacidad destructiva y su potencial bélico, con el arsenal nuclear como despertador de conciencias, genera un cierto tembleque en las piernas. Más aún cuando apostilla su comentario con el lapidario y clarificador “no habrá vencedores”.

Podemos especular todo lo que queramos, manteniendo el juego de la escena en mesas tamaño XXL, pero si algo está claro es que el pulso sigue en liza y las consecuencias, con los famosos botones rojos de vuelta, las desconocemos.

En lo doméstico, mientras se cierne en nuestras vidas un riesgo que puede afectar a todos los habitantes del planeta, vivimos en el limbo. En el parlamento autonómico lo importante ha sido reparar la memoria de las brujas de hace centenares de años. En el nacional tenemos el show del exalcalde de Trujillo y la Batet como programa estrella. Ante esta realidad, sobran más comentarios.

Javier Megino
Vicepresidente de Espanya i Catalans