¿Qué reacción te produce Pedro Sánchez?

Es más que evidente que el presidente del Gobierno socialcomunista que tenemos en España no es santo de devoción de la mayoría de españoles y, especialmente, de nuestros seguidores y votantes en las encuestas semanales. Tanto es así que tres cuartas partes de los votos, un 76%, sienten asco al elegir entre las cuatro sensaciones primarias que hemos seleccionado como respuestas a nuestra pregunta. Pretendíamos identificar lo que sienten nuestros votantes al ver o escuchar a Pedro Sánchez y creemos que, atendiendo a los resultados, lo hemos conseguido.

Solo un 1% siente alegría al escuchar los difusos mensajes, sustentados en la mentira y la conveniencia, que emite el presidente en sus comparecencias de campaña. No podemos obviar que todas sus intervenciones pretenden la búsqueda de crédito electoral, aun a costa de seguir engordando su fama como maestro en el engaño a sus posibles votantes y afines. Sabe que los tiene inmunizados y convencidos, a pesar de que haga, tras ser elegido, justo lo contrario de lo prometido durante la pantomima previa al voto. Apoyar la gobernabilidad de la nación que representa en los herederos de los sanguinarios, junto a la sostenibilidad que consigue al amparo de los golpistas que pretendieron romperla, es la mejor de las evidencias.

Un 5% que siente tristeza y el 18% que se enfada solo con verlo o escucharlo, cierran el reparto de los votos en la encuesta. Enfadarse, como segunda respuesta con mayor seguimiento, es algo natural si analizas la credibilidad y oportunidad de las declaraciones del que, todavía es difícil de creer, es el presidente de nuestra nación. Un error que deseamos se convierta en algo coyuntural y que disponga de la corrección oportuna en la próxima cita electoral.

Es complicado asumir que justo en este periodo convulso en el que hemos sumado una pandemia, una erupción volcánica, una crisis global económica, el asalto recurrente y permisivo a nuestras fronteras nacionales del sur, junto a los efectos de una invasión rusa incalificable a pocos miles de kilómetros de nuestras fronteras, haya coincidido con este nefasto lapsus político. Haber logrado vencer en unas elecciones, con la mentira como principal argumento, nos ha condenado a una realidad en la que, desgraciadamente, no disponemos de un equipo solvente y capaz para afrontar las medidas con rigor y criterio.

A la espera de dar carpetazo a esta alianza del socialismo con los impresentables y retrógrados comunistas de Podemos, junto a la escoria antes aludida, solo nos queda esperar a la convocatoria de próximas elecciones generales, con la esperanza de que llegue al poder una alianza que sienta de verdad el país que representa y sea válido para tomar decisiones en favor de España y los españoles.