¿El PSC sentencia al español en la escuela y da alas a la inmersión separatista?

Lo que sucede en nuestro país, demostrando complejos e intentando desmarcarse de todo simbolismo que haga hincapié en nuestra historia, nuestra nación o nuestra cultura, es surrealista. Y lo más preocupante es que dicho comportamiento es especialmente apreciable en los estamentos de gobierno de la nación y los organismos que dependen del Estado.

El acceso al poder del partido socialista, vendido al separatismo y al rancio comunismo podemita con el único fin de apuntalar su presencia en Moncloa y en la bancada azul del Congreso, ha derivado en una situación anómala e irreconocible en el mundo. Esta combinación a tres bandas de los que, en diferente medida, odian a España, hace que sea normal el desprecio a todo lo español, con personajes que prometieron sus cargos ante la Constitución y el Jefe del Estado como abanderados a la hora de negar su aplicación y despreciar a la monarquía.

Esta falta de compromiso y cumplimiento ha tenido como contrapartida el aplauso y emoción de todo ese abanico multicolor de socios parlamentarios que tienen como visión común el querer romper nuestro país. Con el éxtasis al llegar a ver a un Gobierno de España indultando a los líderes de un proceso de ruptura que negó la legalidad vigente, ridiculizó nuestras instituciones y destrozó la convivencia en la región catalana.

Nuestros gobernantes, que hablan de patria y país aludiendo a la que no sienten y desprecian, se han dedicado a la difícil y laboriosa campaña de contaminar la mente de los españoles, cada día e interesadamente peor capacitada y vinculada a la sopa boba de las subvenciones públicas, convirtiendo al actual poder socialcomunista en una máquina de destrozo total. Eso sí, con las encuestas de Tezanos manteniéndoles en la cresta de la ola.

Y si el socialismo español está afectado por la peligrosa influencia de terceros, un protagonismo desmesurado en dicho turbio escenario debe asociarse a la insana influencia del partido socialista catalán. Un partido que en nuestra comunidad atrae mucho votante que piensa en socialismo, pero no en sanchismo y menos en separatismo. Aunque, a la postre, suma votos teóricos de defensa de la legalidad constitucional en un partido que no es constitucionalista.
Este es el gran problema que tenemos los catalanes, la confusión que se tiene al pensar en el PSC de una manera, cuando por su forma de actuar es de otra.

El comportamiento y las decisiones que adopta el PSC delatan una postura que, para el 39%, es desleal al criterio de los votantes que siguen pensando en líderes de la Transición. En referencia a aquel socialismo español que cumplió como partido de Estado. Muchos votantes no se dan cuenta de que están siendo utilizados por unas mismas siglas pero que, en la actualidad, no dejan de ser teloneros del separatismo. El comportamiento del socialismo catalán, como el que ahora rige en toda España, es vergonzantemente sumiso con los postulados del separatismo, hasta el punto de defender –si cabe en contra de las decisiones judiciales que deberían marcar el rumbo- todo aquello que allane el camino del separatismo en su objetivo de poner a la población a sus pies y lograr sus paranoias. El socialismo catalán es cómplice y culpable de la imposición lingüística del catalán en las aulas, apartando de la escuela a la lengua común de todos los españoles y cooficial en Cataluña, al dejarla en una situación de nulidad que solo satisface a los supremacistas que solo gestionan pensando en los electores lacis.

Más contundente es la respuesta que los cataloga ya directamente como separatistas o peor que ellos (siempre el enemigo camuflado es más peligroso). Un 57% se pronuncia en dicho sentido, otorgando al PSC el mismo rol que todos los demás socios que desde el separatismo catalán sostienen a Sánchez y su Gobierno Frankenstein.

Y nos queda el 4% que apoya la respuesta que considera el comportamiento del PSC como coherente atendiendo a su programa. Su afán separatista siempre está vivo, aunque lo mimetizan cuando hay urnas a la vista.