¿Qué opinas del plan de choque del Gobierno para hacer frente a la crisis?

La confianza hacia el Gobierno y sus medidas, según nuestra encuesta de la semana pasada, es nula.

El apoyo al acierto de Sánchez y su camaradería, con el paquete de medidas anticrisis vendido a bombo y platillo, no dispone de un mínimo de votos para alcanzar la relevancia de un porcentaje, quedándose en el 0%.

El reparto de votos ha ido en una cuarta parte hacia los que opinan que las medidas a implementar no surtirán efecto. No hay expectativas favorables para desbloquear el gran problema que vivimos en España con la galopante inflación, el desorbitado precio de los combustibles y, en especial, de la cesta de la compra básica para una vida normal de los españoles, junto a la falta de previsión de los que demuestran total incapacidad e hipotecan el país, a la espera de la llegada del otro bando para solventar sus errores.

Pero si hay una respuesta ganadora es la que, con un 74%, supone el apoyo de tres de cada cuatro votantes. Esa opción señala al “sanchismo” como una máquina estudiada y eficiente para vender humo con el único afán de ganar votos y posicionarse ante próximas citas electorales. No les va nada bien en las más recientes y parece que el fin de este Gobierno, en manos de un inepto creído con el apoyo de los necesitados de ser casta y los que nacieron y solo se preocupan de romper España, está próximo a su fin.

La esperanza e ilusión renace tras ver como se da la espalda a este singular y esperemos que pronto olvidado periodo político, en el que los únicos aciertos obedecen al plagio y uso de las ideas ajenas que negaron cuando se propusieron con otro sello diferente.

Acabamos con la valoración de la tercera de las posibles respuestas a nuestra encuesta. La que supone esa cuota de comprensión con el Gobierno que, una semana más, mantenemos en este caso con el 2% de los votos. Se trata de la opción elegida por los que dan por sentado que el descanso vacacional de nuestro eminente doctor en economía es merecido y que el equipo que le hacía el relevo (si lo hubiera o hubiese) compensaba su grandísima e inigualable contribución. Ahí es ná.