Este pasado fin de semana ha supuesto un gran número de noticias positivas para la imagen de España en el mundo, dejando de lado lo que pueda haber dicho, hecho o inspirado nuestro flamante presidente del Gobierno y la colla de mediocres que le doran la píldora en el Consejo de Ministros, que prefiero no seguir.

Si que me gusta estar al corriente de los resultados de nuestro deporte y, en dicha faceta, hemos dado un excelente nivel tras acumular nuevas medallas en el Campeonato de Europa de waterpolo de Split (Croacia). Nuestros chicos se vuelven con un bronce y nuestras grandísimas jugadoras del equipo nacional español lo hacen con el oro, tras volver a proclamarse campeonas de Europa.

Por otro lado, los chicos del equipo renovado de la selección masculina de baloncesto están dando la talla. Han hecho que crezca la ilusión y esperanza de un gran resultado final, tal y como lograba la anterior generación del inigualable equipo nacional capitaneado por los hermanos Gasol. Nuestros representantes son menos conocidos, pero tienen por delante una trayectoria con muchos años para sumar éxitos y hacernos sentir orgullosos de su contribución. De hecho, a muchos ya nos han enganchado de nuevo a la televisión viendo que solo quedan 8 de las 24 que empezaron el campeonato. En este sentido hemos de ver que pasa el martes 13, día en el que deberemos ganar a Finlandia para entrar en las semifinales.

Pero, si hay algo destacable de este pasado fin de semana, dejando al margen la marea de chapapote a la baja que tuvo lugar la tarde del domingo en las calles de Barcelona, con una presencia mucho menor que otros años (me hace gracia la cifra que plantean organizadores y Guardia Urbana, que no se creen ni ellos), me quedo con la inmensa noticia que nos llegó del tenis. No sin antes desear que los abuelitos asistentes del oscuro aquelarre separatista hayan podido llegar pronto a sus residencias repartidas por toda Cataluña para comerse la sopita e irse a la cama sin alterar su ritmo vital.

Como decía, en el apartado tenístico un joven murciano de 19 años y 4 meses se sumaba a Moyá, Ferrero y Nadal, accediendo a la cúspide de la ATP mundial. Junto con Arancha y Garbiñe, entra en el reducido grupo de españoles que han podido disfrutar del número uno del tenis. Y Alcaraz lo ha hecho ganando uno de los grandes, el Open USA, frente a un competidor que rivalizaba con él por llegar a ser, también, el que encabezase dicho ránking. El finalista, el noruego Casper Ruud, está formándose en la Academia Movistar de Rafa Nadal, lo que hace que también sea algo nuestro y demuestra el nivel preparatorio de los que apuestan por España como lugar en el que desarrollar su carrera y formarse para entrar de lleno en la élite del tenis.

España, tras los resultados de este último Grand Slam dispone de dos tenistas en lo más alto. Me quedo sin calificativos, tras el logro alcanzado por el número 1, Carlos Alcaraz, sin olvidar al número 3, nuestro eterno e inigualable Rafa Nadal. La conexión de Manacor y El Palmar nos hace grandes a todos. Nos genera un orgullo indescriptible y nos hace disfrutar de un deporte, como es el tenis, que nos ha dado grandes alegrías y que parece que seguirá siendo un motivo de satisfacción en los años venideros. Y no podemos olvidar que, además de lo destacado que supone tener en el podio a dos compatriotas, llegamos a sumar una decena de tenistas en el Top100 (Carreño nº14, Bautista nº21, Davidovich nº28, Ramos nº40, Munar nº57, Martínez nº67, Carballes nº73 y Zapata nº80).

Podemos sentirnos infinitamente contentos con nuestro deporte y nuestros deportistas. Y no puedo acabar este escrito sin reiterar mi felicitación al flamante líder de la ATP, que llega a la cumbre siendo el más joven de la historia. ¡Muchas Felicidades Carlitos!

Javier Megino
Vicepresidente de Espanya i Catalans