Siempre tengo una duda existencial, es que el separatismo no lo ha conseguido por llegar a ser más torpes que la masa política que hay en España. Y eso que lo tienen todo a favor, por que no tienen más que la mitad de la sociedad catalana que les hace frente y está abandonada por los políticos.

En la España de las autonomías, los políticos de todos los colores necesitan un sistema que sea federal como el autonómico español para crear un sistema clientelar. Por eso creo que la oposición política hacia el separatismo es de papel.

Hay casos como los del PSC, que ya ni esconden que preferirían una independencia antes qué se cierren las instituciones catalanas pero, ¿ qué se han encontrado? Que la mitad de la población de Cataluña ni quiere y ni le interesa la independencia.

¿Y la otra mitad de la población que es separatista?

Es evidente que hay un sistema institucional y clientelar, pero también está el sector radical. Y hay agrupaciones, como la ANC y Òmnium, que los ampara para mantener su rentable negocio. Ese sector radical me gustaría describirlo aquí.

Básicamente, los radicales separatistas no es que sean antiespañoles por odio a España, sino por endofóbia, gente que odia su propia identidad social por ser la parte menos eficiente de ella. Dicho de una forma fácil. Gente de naturaleza mediocre que de de su ineficacia a un ente ajeno. Y en este caso, Pujol y compañía han generado un mecanismo público para decir en repetidas ocasiones, no sólo que es “culpa de España” sino que sin ella y odiando al prójimo de la misma identidad cultural y social, como son el resto de españoles, son su propio enemigo.

¿Y esto para qué? Porque es un negocio rentable y además en un estado pequeño es más fácil controlar a la población. Hay que verlo así. Para ellos más les vale ser cabeza de ratón que cola de león.

Esa mentalidad de perdedor la explica bien Hegel, con “La Dialéctica del Amo y el Esclavo” muy similar a la mentalidad envidiosa del radical izquierdista.

Además con la actual democracia y su sistema autonómico, básicamente es un país federal con una abultada clase pública que exprime a la clase productiva. Por eso, esa gran conexión que tiene la izquierda de nuestra nación con los separatistas. Burócratas chupopteros, gente impróspera para la sociedad, más que eso: un estorbo.

Seamos francos, las naciones importantes siempre han buscado su expansión física y comercial. Suena ridículo una economía fuerte en un país pequeño y dependiente. Hasta la propia economía española no es muy viable con la autocracia, aunque tampoco una política económica de puertas abiertas como proponen los liberales, ya que nuestra país no es industrial, ni gran financiero y menos de creación de nuevas tecnologías.

Y dejo esta reflexión.

¿Cómo sería España, sin socialistas, comunistas, separatistas y cómplices?

Víctor Milà