Nuestros singulares gobernantes han vuelto a dejarnos a todos boquiabiertos. Su bajeza moral y la falta del sentido del ridículo les lleva a plantear una nueva cesión en favor del amo separatista, aunque suponga un tremendo varapalo para cualquier español que sienta con orgullo su condición, al plantear la rebaja de la pena por sedición.
Modificar las penas a la carta, por el mero interés de atender las peticiones de los amigos separatistas, es algo insultante y humillante. Máxime al saber que la intencionalidad es, únicamente, contentar a los socios parlamentarios que les sostienen en el poder de la nación.
Es muy importante poner atención al catastrófico agravante que lleva consigo dicha medida, al animar a los golpistas para que sigan con sus intentonas. Al menos esa es la traducción sencilla que tiene esta propuesta de modificación a la baja de las penas, al verse estos delincuentes protegidos por los que mandan. Unos mandatarios capaces de rebajar el coste penal de una réplica golpista con la sedición como argumento o, si llega a ser necesario, volvernos a pasar por las narices un perdón o indulto interesado. Sánchez y su tropa carecen de topes cuando el sillón, el sueldo, el palacete o el Falcón están en riesgo.
Para los que amamos y defendemos la unidad de nuestra nación es angustiante convivir con unos gobernantes sin límite, insensibles a la hora de arrodillarse y aceptar las peticiones de los fascistas del lacito amarillo. Está nueva cesión, con el fugado de Waterloo a la espera, es otro coste más a digerir en el corto plazo, como pago por mantener a estos impresentables en sus cargos y sillones.
Sería deseable justo lo contrario de lo que se plantea, es decir, seguir el formato alemán y fijar unas penas que sirvieran para bloquear definitivamente cualquier nueva apuesta rupturista. La pena debería aproximarse a la prisión permanente, sabiendo el lío que pudo haberse formado y la potencialidad de riesgo derivado del golpismo sedicioso, en lugar de una rebaja fruto de la necesidad y la connivencia con el separatismo.
Esta nueva propuesta de la comparsa de tuercebotas que dirige nuestra nación nos hace crecer el deseo de mandarlos, lo antes posible, a tomar viento fresco mientras disfrutan de los lunes al sol.
Javier Megino
Vicepresidente de Espanya i Catalans