Si hay algo en lo que todos coincidimos es en ese mágico momento en el que, como una tradición que no puede alterarse con el paso de los años y las generaciones, compartimos el cambio de un año a otro escuchando las campanadas.

Los españoles estamos acostumbrados a la vista de la Puerta del Sol a rebosar y el sonido del histórico reloj que preside dicha plaza madrileña. Un sonido emotivo y gratificante que nos hace tomar conciencia de que entramos en un nuevo año.

El tiempo de la famosa capa del presentador Ramón García dejó paso a una nueva era en la que la esposa del chef David Muñoz, la polifacética Cristina Pedroche, supo coger el testigo ceremonial de ese simbólico momento. Una conexión en directo que nos pilla a todos con las doce uvas preparadas, dispuestos por ver la primicia que se publicita, desde semanas antes del evento, en relación con el diseño del vestido que portará la Pedroche.

En este sentido, tras unos años con la dupla de ésta con el mediático cocinero Alberto Chicote, puede que se haya apurado en exceso con una apuesta que lleva años avisando de su agotamiento. Parece evidente que ya no se sabe cómo sorprender al público y atraer su atención, logrando con ello fidelizar y aumentar las visualizaciones en el canal bandera de Atresmedia.

La imagen mostrada por la Pedroche este año, en sus pocos minutos de gloria en Nochevieja, ha sido frustrante. A lo largo de los años la hemos visto disfrazada de muchas maneras. Algunas, incluso, con algo parecido a una cafetera o un astronauta, pero, lo de este año, tras contar que había un equipo desarrollador de la idea que ha movilizado un centenar de personas, con el coste derivado que ello supone, ha sido el colmo.

Consumado el ridículo de este año se ha acabado el interés por seguir viendo en A3 las campanadas. Desconozco si es cierto que para “eso” hay tanta gente implicada en el proceso de creación, pero las cosas como son y, este año, por mucho simbolismo que se haya pretendido con el vestido de marras, la verdad es que ha sido penoso y definitivo.

Javier Megino
Vicepresidente de Espanya i Catalans