El vacío en la dirección de un país puede llevar a una situación límite con lamentables consecuencias. Estos casos extremos no se presentan con un chasquido de dedos, llevan un largo tiempo de gestación en el que de alguna manera todas las fuerzas sociales han colaborado con intención previa o sin planteárselo.
La corrupción fue impregnando la vida pública y extendiéndose a otros espacios sin que hubiera una reacción por parte del sector social honesto, muchos se encerraron en su círculo privado y prefirieron dirigir su ritmo familiar y profesional antes que colaborar en la búsqueda de una solución profunda. El sistema democrático tiene muchos medios para conseguir blindar los pilares fundamentales y alejar del poder a los que lo han mancillado, pero eso no fue prioritario, pesó más el círculo intimo que el servicio como buen ciudadano y el exigir moralidad a los que alcanzaban el mando en la política, en el sindicalismo, en el ámbito económico, sanitario, en el cultural y en otros muchos sectores quedó relegado.
La cosecha de aquella equivocada siembra se ha transformado en una bóveda que impide la entrada de aire fresco para renovar a fondo el comportamiento social. El primer paso tiene que ver con la clase dirigente y el gobierno actual es el mejor ejemplo de la falta de honradez y de eficacia profesional. Hay una sinfín lista de destrozos sociales y económicos en su haber, desde el facilitar la extensión de los efectos del Covid al principio de la epidemia hasta el no diseñar convoyes conforme a las dimensiones de los túneles y de las vías férreas, rubricada esta falta de eficacia con el desvío de responsabilidades políticas. Las manifestaciones de algunos ministros están plagadas de errores, desconocimiento total del tema que tienen que dirigir, y la educación es una de las principales víctimas, la falta de contenidos de gran calado y de los valores que la arropan, el impedimento de tener como lengua vehicular la materna, un derecho individual al que se suma el ser la lengua oficial del Estado y ahora la ley de Universidades que se sale del marco constitucional al permitir posicionamientos ideológicos.
Las televisiones opacas dimensionan más aún la crisis en la que estamos inmersos al no informar de los graves errores que se están cometiendo, la Ley del “sólo sí es sí” y ahora la tramitación de la “Ley trans” un claro ejemplo de lo que no favorece en absoluto a cualquier situación crítica que pudiera surgir en ese ámbito. Médicos y especialistas están elevando sus opiniones contrarias a un redactado que conduce a actuaciones quirúrgicas irreversibles para niños y adolescentes inmaduros en su desarrollo biológico y también emocional. Ni somos capaces de hacer un seguimiento de la puesta en práctica de una ley parecida en otros países y de las consecuencias que les están llevando a dar marcha atrás.
La osadía llega a tal extremo que nos vaticinaron que el cambio climático nos va a llevar alrededor de cincuenta años a no poder consumir fresas, café, vino…..¿de dónde sacan esos informes?. La noticia aplastante en los medios de mayor audiencia fue los incendios en Chile por causa de la sequedad, propia de ese proceso destructivo, por el contrario nada se dijo de las bajísimas temperaturas que se estaban dando en algunas zonas de EEUU por si acaso ponía en entredicho el programa trazado por los que han aupado el desastre natural.
Si se produce en las nuevas elecciones un cambio político, la acción no puede quedarse sólo en la economía, debe implicarse en otros muchos departamentos y el más acuciante es transformar los planes educativos para impartir en toda España iguales contenidos sobre nuestra historia, literatura, geografía, arte, que es lo propio en países de nuestro entorno pues no podemos considerarnos si no sabemos lo que somos y lo que hemos aportado a la civilización. El pasado ilustrado debe ser el punto de referencia.
También el respeto a la propiedad privada es imprescindible, no cabe premiar a los okupas y quitarle los derechos al que es su dueño. El tirar por tierra la libertad de mercado con el tope sobre los alquileres ha traído consecuencias negativas para el consumidor. Las libertades en entredicho. A todo comportamiento negativo con repercusión en terceros debe aplicársele la ley y si se produce desde quienes ostentan el poder es imprescindible primero la dimisión del que dirige el departamento y posteriormente, si hay un impacto penal, ajustarse a lo que marca la ley. No es un buen ejemplo liberar a los políticos de las responsabilidades que conlleva el cargo como se está haciendo. La ley marca los límites frente al delito , así funciona la democracia y a quien los sobrepase debe aplicársele la corrección debida.
Lamentable la actuación del Poder Ejecutivo y la degradación institucional. No permitamos que se den derechos a los animales y se los quiten a las personas. Los derechos implican obligaciones y ahí está la defensa de la democracia.
Ana María Torrijos