«Las imágenes de lo que sucede en Francia, al hilo del conflicto que supone la modificación de la edad de jubilación, clarifica de modo indirecto nuestra realidad en España»

Las imágenes de lo que sucede en Francia, al hilo del conflicto que supone la modificación de la edad de jubilación, clarifica de modo indirecto nuestra realidad en España. Si algo no puede cuestionarse es que, allí, parece obvio que la movilización sindical y los movimientos ciudadanos están activos y vivos, saliendo a la calle –posiblemente pasándose de frenada- para reivindicar unos derechos que entienden le corresponden.

Es complicado no hacer un paralelismo con lo que tenemos aquí, en donde nos colaron una subida de la edad para el retiro que acumula unos cuantos años más que los que, ahora, son causantes de los altercados que sufren al otro lado de los Pirineos. Nada raro en un país como el nuestro en el que el sindicalismo es un brazo comprado y servilista con el poder, cuando gobiernan los partidos que dicen ser de izquierdas.

La dotación de presupuestos a mansalva y las inyecciones de capital, en favor de los sindicatos subvencionados, garantizan la paz social y el silencio comprensivo con el poder. Magia lograda a costa de millones de euros de los presupuestos generales con los que se contenta a los devastadores de marisco, por no señalar otros vicios menos respetuosos que todos sabemos.

Es más que evidente que los ridículos sindicatos que tenemos en España están en modo barbecho, a la espera de que “la derecha” gobierne. Esperemos que, llegado el momento, una de las primeras decisiones que se adopten, por parte de los que han de renovar la ilusión en la política nacional, sea cerrarles el grifo a los que han de cuidar su ácido úrico y llevan demasiado tiempo en la bartola, a la espera de que se produzca un cambio en el Gobierno que justifique su reaparición.

Borja Dacalan

Artículo publicado en «ElCatalán.es».