Ya tenemos al maestro de las mentiras en su salsa. La que corresponde y viene a cuento, en formato agudizado, ante la proximidad de nuevas citas electorales. No nos debe asombrar este nuevo episodio, conociendo su historial, pero debe dolernos que todavía haya votantes con tentaciones y el valor suficiente como para elegir una papeleta que represente a este impresentable o cualquiera de sus socios antiEspaña.

Con las municipales y muchas autonómicas a la vista ha sentido la necesidad de pedir perdón, tras el fiasco de la ley del “Sólo Sí es Sí” que bendijo a iniciativa de las finiquitadas podemitas. Mucho le ha costado reconocer el daño causado, consumada la liberación de más de un centenar de agresores sexuales y la mejora penal para casi un millar. Las urnas le han obligado a decir algo que se esperaba desde el día después del fiasco de la Sra. de Iglesias, pero es justo ahora cuando le ve sentido.

Su bajada de la burra, como sucede con esos multibonos electoralistas que ha ido poniendo en liza o la subida de pensiones para fidelizar al colectivo clave para ganar, son ejemplos claros de decisiones intencionadas. Lo mismo que sucede con su última propuesta, al plantear la salida al mercado de alquiler de las 50 mil viviendas titularidad del Sareb. Un nuevo comodín mediático noticiable que pretende captar al votante fácil de engañar, propenso a dejarse seducir por el fraude y la falsedad del que ha sabido llegar a ser presidente a base de mentiras.

Ojalá tengamos a final de año un Gobierno fiable. Una nueva coalición que no se plantee de ninguna forma pactar con los despreciables que hoy nos gobiernan. Capaz de poner en marcha un presupuesto base cero que ponga patas arriba la política de subvenciones implementada por el socialcomunismo para lograr el apoyo de los beneficiados con la sopaboba. España no puede permitir que un cantamañanas, como el actual presidente, use los recursos y bienes públicos como herramienta para ganar elecciones.

La necesidad de vivienda siempre ha existido. En este sentido, la opción que ahora pone encima de la mesa podía haberse activado hace años, aunque parece que ahora debe ser el momento oportuno. La pena es que no deja de ser humo, dado el tipo de viviendas, sus ubicaciones y posibilidades. Pisos rebajados que no se han podido colocar en el mercado inmobiliario desde hace años. No nos engañemos, no deja de ser más de lo mismo, son las cosas que pasan cuando prima la ingeniería electoral y se ponen en marcha las artes interesadas de la izquierda manipuladora.

Borja Dacalan