Los resultados de las pasadas elecciones autonómicas y municipales empiezan a brindar una nueva esperanza a la herida piel de toro.
El paso de Sánchez por Moncloa ha logrado superar con creces el ridículo que supuso, en su momento, el impresentable Zapatero. Su capacidad a la hora de humillar a los españoles, con decisiones propias o de las comparsas podemitas que le rodean, ha superado todo límite.
Por eso es tan gratificante ver la evolución del mapa de España, al pasar de un color que nos ha llevado al caos a otro que brinda expectativas favorables. Ha llegado el momento de olvidar las ocurrencias de tanto inútil connivente con socios comunistas o separatistas, para pasar a un nuevo escenario con criterio y fundamento en favor de la nación de todos.
El azul que ahora domina el mapa patrio, con el necesario apoyo del verde en muchas ubicaciones, brinda oxígeno al futuro de España. Se vislumbra el fin del ahogo que supone estar en manos de los antiEspaña, capaces de supeditar la nación a los caprichos de comunistas, de separatistas y de asesinos etarras, siempre con el patrocinio del miserable y rastrero sanchismo.
El tono azul verdoso nos da cierta tranquilidad. Un verde que sirve para apuntalar las convicciones de los que, si les cuadrase, podrían fácilmente venderse para marginar a los que todos deseamos que pongan la guinda en las coaliciones de gobierno.
No perdamos de vista, por tanto, la referencia del verde como garantía en la defensa de España. Una suma que debe finiquitar cualquier posibilidad para el sanchismo. De ninguna forma se debe permitir, tras el 23J, un nuevo periodo de humillación y vergüenza como el vivido esta legislatura. Un tiempo que solo ha servido para contentar a los patéticos comunistas de mansión y que ha seguido en la dinámica de cesiones y concesiones en favor de los chupópteros nacionalistas.
Borja Dacalan