“El roce de nuestro pueblo con el español causa inmediata y necesariamente en nuestra raza ignorancia y extravío de inteligencia, debilidad y corrupción de corazón, apartamiento total, en una palabra, del fin de toda humana sociedad. Y muerto y descompuesto así el carácter moral de nuestro pueblo, ¿qué le importa ya de sus caracteres físicos y políticos?” (Sabino Arana – Separatista)
Cuando se construyó la democracia en España, se integraron los sectores sociales separatistas e izquierdistas a ella. Esos sectores sociales durante en el franquísmo fueron perseguidos, pero siempre hubo una cierta tolerancia por los intereses diplomáticos de la nación y de su población para que pudieran prosperar.
Está claro que uno de los pilares del sistema democrático son las elecciones, y claro, en unas elecciones depende la sociología y economía de su base demográfica. De ahí que fuera tan importante que en los separatistas vascos en sus diferentes formas, encarnadas en el PNV y los diferentes partidos que ha usado ETA, no hubiera oposición interna. De ahí empezó el acoso a todo el disidente al separatismo vasco bajo la permisividad de los partidos centrales.
La violencia terrorista fue un elemento para que hubiera la diáspora vasca y creo que sería necesario que se hablara de ello, ya que estamos cerca de las elecciones generales, en las cuales tenemos al PSOE cómplice de los separatismos y donde Bildu y ERC son de facto los gobernantes de la España actual.
Hay que conocer un poco la historia de las Vascongadas y Navarra y, por ende, la de Cataluña también, donde la aristocracia convertida en burguesía siempre ha sido muy celosa de sus fueros y enemigos del centralismo español tan necesario para reducir el chiringuitismo y el clientelismo. De ahí que los sectores más reaccionarios siempre han defendido su distancia con la sociedad, desde el Foralismo Carlista, que provocó tres guerras civiles en el siglo XIX y que pasó a definirse como separatista con Sabino Arana y terroristas en 1959 como la banda Euskadi Ta Askatasuna (ETA).
En las Provincias Vascongadas, había dos sistemas sociales, uno muy rural con la mayoría de gente apellidos en vascuence más propensa a preservar una cierta escala social más tradicional y otra “maketa” venida del resto de España por las inversiones de la revolución industrial que hubo en una pretérita España. Dicho finamente la primera no le interesaba la segunda. Y para eso nació ETA y empezó la persecución, la violencia y los asesinato. De ahí empezó la diáspora de una gran parte de vascos.
Por eso es imposible que haya un partido que defienda a la Unidad de España en dicho territorio. Porque si hay un hecho que diferencia de los separatistas vascos al resto de políticos es que no van con cábalas, son muy francos en ese sentido. Si no te quieren, pues no te quieren. O te vas o te matan y pongo el mismo saco al PNV como a ETA. Porque el primero paga y apoya, el otro lo ejecuta.
¿Y los partidos partidos qué deberían hacer frente a eso? Al PSOE directamente por mantener el poder y su odio a España por haber perdido la Guerra Civil de 1936, y eso que la provocaron, les gusta pactar con traidores directamente y las consecuencias les dan igual.
Y Feijóo no se si lo dijo en serio que le gustaría pactar con el PNV y tenerlo como referencia.
Lo que hay que hacer es una oposición expresa, pero poco puedo esperar de unos políticos que poco a poco han ido concediendo más a los gobiernos autonómicos y disolviendo al Estado.
Pero bueno, mi concepción sobre los partidos que hay en España que son empresas de marketing, de colocación de cargos, de reparto de dinero público que han sudado las clases productivas y a veces burdeles. Y para eso los partidos centrales necesitan a los separatistas.
Pero a la población, en especial a las clases productivas les produce un desgaste y los consideran un estorbo.
Víctor Milà