En un periodo convulso como el que estamos viviendo, en el que la perspectiva caótica que supone la posible reedición del malévolo Gobierno de España de la anterior legislatura va tomando fuerza, ayer nos sorprendió el tercer partido parlamentario con una sorpresa mayúscula y, para los ajenos a dicha formación, imprevista.
El portavoz de VOX en el Congreso abandonaba de forma implícita esa función, al rechazar el acta de diputado conseguida el pasado 23J. En mi modesta opinión, un cargo y responsabilidad que ha desarrollado de un modo sobresaliente y ejemplar.
Afirmó en su comparecencia que iba a seguir en el partido como militante de base, lo que descarta cualquier razón que cuestione su fidelidad con la formación de la que fue uno de sus creadores.
Iván Espinosa de los Monteros arguyó razones de índole familiar y personal para justificar tal decisión. Lo que no quita el sentir generalizado de que abandona un magnífico representante, imagen y voz de dicho partido en la Cámara Baja.
Pensando en el bien de todos los partidos que defienden el orden constitucional, el porvenir, el futuro y la indisoluble unidad de la patria común de todos los españoles, no puedo negar que una persona de su valía y convicciones políticas deja un importante vacío, al haber sido uno de los grandes referentes.
Esperemos que su decisión no afecte a la necesidad de entendimiento entre los partidos destinados a arrimar el hombro. En sus manos está la posibilidad de sacar a nuestro país del caos y la humillación que ha supuesto el paso, aún desgraciadamente sin finiquitar, del sanchismo.
Borja Dacalan