¿Qué debería hacer el rey tras el fracaso de la investidura de Feijóo?

Vencido el plazo, sin éxito, del intento de investidura del candidato ganador de las elecciones generales, el rey ha dado paso al segundo en número de escaños.

El candidato del PSOE tiene vía libre para su alternativa, partiendo de un apoyo mínimo y circunscrito a sus propios diputados. Parte, por tanto, desde una posición de mayor debilidad parlamentaria que el candidato Feijóo.

Pero todos sabemos que tiene en la recámara a todos los diputados de la extrema izquierda, así como a sus amigos herederos del terrorismo etarra, los golpistas indultados que serán vergonzosamente amnistiados, los fugados de la justicia que volverán en Falcon a España y, en definitiva, todo lo mejorcito de nuestra sociedad.

Al preguntar en nuestra encuesta solo un 3% ve apropiado dar la posibilidad a Sánchez de alcanzar la investidura. Un 28% apuesta por justo lo contrario, denegar tal opción. Y, con una mayoría sonada que roza el 70%, gana la respuesta que defendía la posible convocatoria de nuevas elecciones como mejor solución.

A toro pasado ya sabemos la realidad. El rey, cumpliendo las directrices constitucionales, ha abierto la posibilidad de que repita el presidente en funciones con su cargo en esta legislatura.

Se trata de algo que no nos gusta, sabiendo las compañías y los costes que lleva implícito un nuevo Gobierno sanchista, pero hay que confiar en que el cántaro no llegue a la fuente o que el hilo tenso se acabe rompiendo y no sea factible un nuevo Gobierno en manos de los antiEspaña. Son muy pocas las opciones de esto, sabiendo la necesidad que motiva al narcisista que decide, pero no perdamos la fe. Quizás la vergüenza y la humillación que conlleva la cesión sin límite en favor del separatismo, estrategia que usa en la negociación para obtener su voto en la investidura, le haga replantearse la situación tomando conciencia del daño electoral y el impacto constitucional de sus concesiones.

Ojalá, como desea el 69%, podamos ir a votar y sacarnos de dudas, descartando definitivamente cualquier opción en favor de la miseria asociada a la vanidad, el ego y la mentira del camarada Pedro.