Hoy el PSOE y SUMAR han pactado reducir la jornada laboral y eso suena bien, si no fuera porque estamos en una economía precaria. Claro que evidentemente se debe calcular la productividad en lugar de las horas y el bienestar de los trabajadores, indudablemente.

Pero hay un pequeño problema.

España es un país de escaso rendimiento productivo y que ahuyenta las inversiones con la argamasa burocrática que hay. No digo nada nuevo.

España está a 16,5 puntos de la productividad laboral sobre el rendimiento por hora trabajada, según el Eurostat. Eso por falta de inversión en Investigación y Desarrollo. Y claro, hay otro problema, el sistema empresarial español es básicamente PyMES que están exprimidas tanto por el Gobierno Central como por los Autonómicos.

En las PyMES, y más en las pequeñas con pocos trabajadores con una situación económica más débil, estarían más presionados en sus cuentas. Y sin contar con la cantidad de impuestos que hay con todas las instituciones españolas.

Ya a los autónomos se les cobra por encima de lo que se les cobra en países más ricos que hay en la Eurozona. La consecuencia es que las empresas se lo piensen varias veces en contratar y a quién contratar.

Pero qué hacen nuestros políticos, sean de derechas y sobretodo de izquierdas: vender derechos como en un bazar persa. Y claro, es la naturaleza de las masas en democracia buscar soluciones fáciles y a corto plazo.

Yo siempre he dicho: en el PSOE hay gente muy inteligente que sabe que hay mucha gente estúpida. Pero eso no se limita al PSOE, sino a todo el arco parlamentario. Y muchos votantes prefieren trabajar menos y vivir de una renta, muchas veces inmerecida.

Las prestaciones sociales están pensadas para personas jubiladas, con discapacidad, o momentos puntuales como brindar una segunda oportunidad para que poder prosperar. Pero claro, estamos en un sistema en que bastante gente prefiere que le den un plato de garbanzos a conseguir por méritos propios un filete.

Si no hay empresas, no hay trabajadores y si no hay trabajadores no hay prosperidad ni progreso. Pero tenemos un país en el que gracias a ciertos sectores que vamos a un desgaste económico como si nos dirigiera el propio Marx o Keynes.

Es triste, pero aún queda patente la mítica frase decimonónica española: “Qué inventen otros”. Una España en que es un suicidio invertir y muy fácil vivir de la paguita caciquil, como si fuera siempre eterna. Y si nos falta, ya vendrá la Unión Europea a rescatarnos en prestamos MRR.

España incluso se pone la soga acogiendo a inmigrantes descontroladamente. Y no hablo por la inseguridad o una cuestión de gestión demográfica, sino que por la inmigración las microeconomías de las familias españolas se ven repercutidas porque, como es natural, este grupo pide cantidades más bajas y si no viven de prestaciones.

Olaf Scholz del SPD (Partido Socialdemócrata de Alemania) ha dicho que hay que deportar masivamente en Europa. Un posicionamiento que hasta hace poco no se esperaba de un Socialdemocrata y menos en la globalista Europa.

Sí, esta Unión Europea que cogía lo peor del capitalismo más salvaje con el amparo de la socialdemocracia más burocrática y tenía como victimas a los ciudadanos europeos, que sólo servían para exprimirlos laboralmente y pagar impuestos.

Es necesaria una Europa unida para poder afrontar económicamente y políticamente a China, Rusia, USA, Países musulmanes y economías tigre.

Víctor Milà