Las campanadas de media noche para sellar el fin de año y abrir las puertas al siguiente siempre vienen acompañadas de algarabía y expresiones risueñas cuando las compartimos con familiares o amigos, pero si las recibimos en soledad nos deslizamos por la ruta del recuerdo, reflexionar sobre lo hecho para responder con un reproche o con aplausos si la satisfacción nos embarga. En esta ocasión 2023/2024 la congoja, la desaprobación y hasta la tristeza de un tiempo perdido ha invadido a muchos. Las causas son múltiples y desoladoras por ser contrarias a la razón y también se puede afirmar a los sentimientos.
La plaza de la ciudad de Pamplona llena de vítores por quienes habían ocupado el gobierno del municipio, los miembros de Bildu, nos hizo retroceder años atrás cuando esas concentraciones se hacían ante el dolor ocasionado por el asesinato de un ciudadano en manos de la barbarie. DESGARRADOR para una sociedad que cultiva la defensa de la vida y la convivencia cobijada por la ley.
Por San Esteban escuchar al Presidente de la Generalidad, Pere Aragonés, informar sobre el inicio de un proceso de negociación para que Cataluña celebre un referéndum de independencia, contrario a los principios de la Constitución, provoca repulsa.
El propósito que está detrás de la Ley de amnistía, salvoconducto para que Pedro Sánchez se perpetúe una legislatura más en el sillón de la Moncloa y para que el separatismo pueda cubrir sus aspiraciones, imposible por los medios democráticos, debe movilizar la actuación del Poder judicial.
La discriminación de los hispanohablantes en según que comunidades autónomas es contrario a los derechos que todo español posee y la Generalidad aumenta sus aspiraciones con un posible traspaso del Cuerpo docente, lo que supondría un constante acoso a lo más importante, la formación de los futuros ciudadanos.
El contraste de opiniones, la diversidad en matices al apreciar ciertas acciones políticas, el apostar por lo que se cree adecuado sin presiones ajenas a los criterios personales, el elegir el modelo de vida al que se aspira,,,,,,…todas esas opciones y muchas más han sido descartadas, pero este programa impuesto por sectores ideológicos que sólo responden a una única alternativa, uniformar a la sociedad bajo su batuta, ha otorgado a Bildu el título de progresista, el precio del peaje.
El Tribunal constitucional manoseado por el Gobierno tiene la opción de considerar constitucional la ley que se proponga, incluso la de amnistía y si se llega a conseguirlo, el pueblo español ya no sería soberano, estaría en manos de un modelo estatal totalitario.
Los pantanos son la diana a derribar mientras planifican otros procedimientos hidroeléctricos para paliar el “cambio climático” y en consecuencia, irrisorio, la justificación de la sequia. Jardines llenos de hojarasca, los railes de los tranvías sin el césped que los acompañaba, serias advertencias a los ciudadanos por el uso sin control del agua son sólo justificaciones para ocultar los inexistentes proyectos acuíferos viables y reales.
Las mascarillas de nuevo, la posible contaminación marítima en la costa gallega, las concentraciones en Ferraz serán los temas ocurrentes durante días. La experiencia adquirida en estos últimos años nos muestra que no interesa controlar la delincuencia, la subida de los precios, la precariedad asistencial en Urgencias, los continuos descarrilamientos o fallos en los trenes, muestra palpable de la mediocridad de los elegidos para dirigir los distintos ministerios.
Así se podría seguir hasta completar la última campanada, pero sería inútil flagelarnos. La respuesta que se dio en las urnas el 23 de Julio del año pasado ha desencadenado una desastrosa pandemia de traiciones, agudizadas por la presión de los independentistas, que han desautorizado la acción de la Justicia.
Convulsiones institucionales periódicas se sucederán, unas al pretender el señor Sánchez con su minoría parlamentaria la aprobación de las leyes en el Congreso y otras al ahogar la libertad los beneficiarios, gota a gota, de esas concesiones, delito político, atroz panorama.
Ana María Torrijos