Es complicado calificar el comportamiento de semejante panda de sinvergüenzas. Para estos traidores, capaces de engañar a sus votantes sin miramientos, no hay límite. Se creen con la potestad de actuar sin remordimiento alguno, aún siendo conscientes de que sus actos son del todo inmorales y contrarios a lo que puede opinar la mayoría de sus votantes.

Lo que haga el separatismo, sin importar la máscara que lleven o la tribu a la que pertenezcan, es del todo previsible y conocido. Pero, que el PSC sea, con sus míseros comportamientos, igual que sus socios supremacistas, les convierte en el gran problema que tenemos los catalanes defensores del marco constitucional. Está claro que no se puede contar con ellos y son, muy a nuestro pesar, cómplices absolutos de la deriva.

No distinguir, a estas alturas, que el PSC es lo peor, es un error mayúsculo. Su apoyo evidente al separatismo, colaborando, por ejemplo, en la cesión del poder en muchos ayuntamientos, debería ser suficiente para ver que son unos vendepatrias que se apropian del voto de mucha gente contraria a sus decisiones postelectorales. Ser instigadores en el arrinconamiento de la lengua española, multando por rotular, impidiendo la educación o comunicándose obviando el idioma de la mayoría, también debería ser argumento suficiente que los señale como el verdadero cáncer social. Más, incluso, que los mismísimos separatistas. Éstos, al menos, van de cara.

Con los fondos que la sucursal del PSC en Madrid, en referencia al PSOE del sanchismo, va a destinar en favor de sus socios separatistas, en una compra de su apoyo que debería revolver las tripas de todo votante socialista de bien, se podrían arreglar muchas carencias que se han hecho visibles tras lo sucedido en Cádiz.

En lugar de condonar esa deuda, haciendo que el coste y abuso económico derivado de la paranoia del proceso separatista lo paguen todos los españoles, se podrían dedicar los fondos para dotar de recursos válidos y adecuados, por ejemplo, a la Guardia Civil. La Benemérita necesita recursos capaces, evitando que tengan que salir a combatir al narcotráfico con una insultante y abusiva diferencia de medios.

El PSOE del impresentable Sánchez es capaz de regalar dinero a diestro y siniestro, pero, si se trata de favorecer y apoyar a los que se encargan de combatir el mal, son incapaces de proporcionarles los fondos necesarios para poder cumplir profesionalmente con su cometido.

Inmerso el partido, tanto el PSC como el PSOE, en una pérdida absoluta de valores y principios, son incapaces de apoyar, incluso, la realización de un respetuoso minuto de silencio en el Parlament como homenaje a los guardias civiles asesinados por los narcotraficantes en Barbate. Y, para colmo, con uno de los fallecidos nacido en la Ciudad Condal. Siento, como catalán orgulloso de la tarea realizada por la Guardía Civil, mucha vergüenza.

Borja Dacalan