“Ayer estuvimos delante del Congreso personas de a pie que acudimos todos los días a Ferraz, para protestar ante el atentado al corazón de la democracia que supone la ley de la amnistía”
Lo de la semana es para enmarcar y en Europa es ya para sentenciar. Para sentenciar la actitud, las formas, la compostura, la acción, y la dinámica de quien no merece ser presidente de Gobierno por su voluntaria y permanente amistad con la indecencia y la impostura.
Un presidente de Gobierno que encabeza, según constantes informaciones, al menos un conocimiento de la más grande red de corrupción jamás imaginada no solo en España sino en Europa. Y que según parece es conocedor desde hace varios años de tramas muy oscuras además de corruptas, destituyendo preventivamente a personajes de toda confianza…. a saber las ramificaciones y consecuencias.
Un presidente de Gobierno que se rodea voluntariamente de condenados por terrorismo, de golpistas a los que indulta, de malversadores, malhechores y prófugos de la justicia, y que se rodea de todos ellos para poder tener los números necesarios para mantener a su gobierno. Un presidente de Gobierno que negocia su presidencia con un fugitivo en el extranjero, después también en otro país extranjero conocido por su neutralidad y con un mediador experto en guerrillas.
Un presidente de Gobierno que pacta con ese delincuente una amnistía y después otra, pues no era suficientemente la primera al quedar flecos que el malhechor no quería que quedaran. Terrorismo, alta traición, malversación y corrupción… todo se exige incorporar. Y, como no, se incorpora en el último minuto.
Un presidente de Gobierno que voluntariamente se deja chantajear y que el mismo promueve y acepta como fórmula de acuerdo el chantaje y las malas artes de cualquier naturaleza.
Un presidente de Gobierno que, sabedor de la inconstitucionalidad de la ley que ha aprobado ayer, la aprueba en engaño masivo a su electorado y en prevaricación de libro, confraternizando con mentes y actores de corte criminal. Un presidente de Gobierno que reconoce públicamente que hay que hacer de la necesidad virtud, no dejar que gobierne la derecha, plantar un muro y comprar votos a partidos de listas terroristas y ensangrentadas y otros siete definitivos a un perseguido de la justicia, en la actitud más corrupta y delictiva que jamás ha conocido España, así como el conjunto de Europa .
Alguien así no merece seguir un segundo más en su cargo y tiene que dar muchas cuentas por tanta ignominia e indecencia. Alguien así tiene que someterse a la sentencia clamorosa del pueblo español, que independientemente de ideologías, lleva año y medio en la calle gritando unánime por su destitución. De ello 134 días ininterrumpidos en Ferraz, ejemplo único y pionero en Europa en defensa del Estado de Derecho y de la democracia.
Este jueves estuvimos delante del Congreso personas de a pie que acudimos todos los días a Ferraz, para protestar ante el atentado al corazón de la democracia que supone la ley de la amnistía. La policía nos acosó y humilló como a criminales, impidiéndonos estar y pasear libremente por la acera en frente del Congreso, como hacían otros viandantes, por llevar una bandera y denunciar individualmente la ignominia y la consumación de la traición, o unirnos diez personas enseñando cuatro o cinco banderas para lo mismo.
Toda suerte de forzamiento y amenaza injustificable para no poder ejercer como ciudadanos libres e individualmente, o bien unidos a otros ocho o diez, se produjo en una escena difícil de describir. Jamás una democracia acorralaba y ensuciaba la libertad de quienes clamábamos por defender la dignidad, la verdad, el estado de derecho y la democracia, en frente del templo de la soberanía, e impidiendo su policía política con acoso, intimidación y amenaza, bajo órdenes expresas, la libre expresión de ciudadanos libres e iguales. Me despedí, de esta situación, gritando un “‘¡Viva siempre la policía!”. Europa entera ha de conocer la traición del presidente del Gobierno a España, y este atentado al corazón de la democracia.
Amalio de Marichalar.
Artículo publicado en “ElCatalán”.