Porque hace un frío proclive a la meditación, medito. Y porque surgió el Congreso Iberoamericano de Otorrino, decidí embarcarme el pasado junio en el viejo deseo de conocer la isla. Pensando el que sería algo así como la vieja Quina Santa Catalina…”medicina y golosina”, de forma que si la ciencia no rendía fruto alguno, al menos cumpliría con un sueño nunca realizado, que iba dejando y dejando por haberme prometido a mí mismo desde la noche de los tiempos el que nunca pondría allí pie alguno hasta que los responsables de la ruina Cubana, los de la hoz y el martillo, no hubieran desaparecido. Malvadamente, hasta llegué a soñar con que el veleidoso destino me pudiera regalar la asistencia a otro redivivo 25 de abril portugués,a otra histórica Revolución de los claveles y entonces, matar tantos pájaros de un solo tiro, aún hacía la cosa mucho más apetecible.

Ahora, a toro pasado y desde la madura reflexión que da la distancia, tengo la necesidad personal de las siguientes líneas, en el ánimo de poner en orden tanta tormenta de sensaciones y vivencias en su justo término.

Y como nada en la vida es verdad ni es mentira, sino que es el color con que se pueda mirar el responsable final de un juicio de valor o su contrario, entonces, si el mirar está tamizado por la ideología o las vísceras, es verdad que podemos quedarnos en la simplicidad de ver que no hay nada bueno que pudiera redimir o justificar la existencia de una toma del poder de forma abrupta, no democrática, pero si la mirada es abierta ,sin prejuicios de dogma alguno , hay que hablar de todas las carencias que conocemos ,suponemos y hemos visto vía tv, pero también que no es menos cierta la realidad que uno, personalmente, pudo sentir y hasta admirar.

Viendo aquel fabuloso país con forma de salchicha de 1.200 kilómetros de largo y aunque apenas haya muchas cosas materiales que puedan estar disponibles para la gran clase media, sin embargo es increíblemente asombroso el gran gap cultural con el que han sabido dotarse con referencia a nosotros.

Constituye una auténtica delicia ver toda la preservación que han sabido hacer de nuestra lengua, la conservación como una reliquia de todo el idioma patrio, de forma que para cualquier amante de la palabra hablada, entablar una conversación podía constituir todo un placer inexistente por estos lares.

Oiga… es que han tenido suerte, ¡porque yo soy un guía muy meloso, podía oírse!, y mientras asombrado lo escuchaba, pensaba en como en nuestra civilización europea nos han inculcado la obsesión por dotarnos, por llenar de muebles la propia casa, pero en ellos, en su peculiar revolución, ha primado el ideal de amueblar, fundamentalmente, la cabeza de su pueblo, de forma que por ejemplo, cualquier barrendero o trabajador podía sorprenderte con conocimientos de literatura o historia impensables por aquí.

Como dicen los franceses, han optado por hacerse, por dotarse de “una cabeza” antes que de todo lo demás, de forma que ahora, más que de sus magníficas playas y resorts, se han dado cuenta de que exportar médicos, enfermeros o ingenieros , les reporta más divisas que cualquier otro tipo de invento.

País de educación plena y de total seguridad que deja al turista perplejo tanto por sus paisajes como por su paisanaje, mientras se atisba todo un futuro prometedor en el que pretenden, mientras lo intentan, establecer una comunión de intereses entre las enseñanzas del nefasto capitalismo salvaje y las otras del otro extremo, tan nefandas como han podido comprobar en carne propia.

Intentan, en suma, y con todo lo aprendido, construir una posible vía a lo Vietnamita o a lo Chino que dé paso a una economía de libre mercado mientras pueda persistir la férrea férula estatal. Es lo que vi.

Posdata: Hasta llegué a simpatizar en tan poco tiempo con un culto trabajador de la TV cubana y sabedor de que se iba a casar pronto, decidí por mor de sus atenciones, el ofrecerle otra atención, un pequeño regalo de boda, y al preguntarle que necesitaba más, no dudo en responderme con cara ilusionada… ¡dos cubiertas para la bicicleta!. Cosas del socialismo democrático para el recuerdo.

Luis Manuel Aranda
Médico- Otorrino