Ayer tuvimos otro momento para la historia. El presidente del Gobierno utilizaba una famosa red social para mandar una carta a la ciudadanía dejando en el aire la posibilidad de irse y dejar el cargo que ostenta. La decisión, tras una obligada meditación y el esperado consuelo vehemente y pelota de los suyos, se posterga cinco días para que todos sus aduladores tengan tiempo para enviar esos mensajes de cariño y de respaldo que, sin duda, es lo que está detrás de toda esta pantomima.
Todos sabemos que, si de verdad hubiese querido dimitir, lo más sensato, maduro y oportuno, sería que hoy nos levantásemos con la duda de quién ocupará su cargo, que personaje del sanchismo hereda el bastón de mando o qué fecha es la elegida para la próxima convocatoria de Generales. Pero, ha preferido la estrategia del victimismo y hacerse de rogar.
Para un ególatra cinturón negro debe ser lo máximo ver a todos sus palmeros al unísono dándole coba y lamiéndole las heridas. Su carta de ayer, convertida en otra novedad a incluir en el historial de semejante personaje, no es el preludio de nada ilusionante. Ya podemos descartar la idea de que tenga la mínima intención de irse el lunes que viene. Ojalá me equivoque.
La estrategia pesa, y mucho, en todo lo que lleva a cabo. Eso es lo que busca con este nuevo circo que hoy centra los comentarios, las noticias y el pulso mundial. Pedro “el enamorao” siendo cabecera en todas las televisiones del mundo: El clímax para su ego. La persona por encima del político, aunque en realidad solo sea un pelele o un títere del separatismo. España y el mundo, lo digo con una sobredosis de cinismo, no pueden desaprovechar y perder a este gran referente mundial en la política.
La rueda de prensa del lunes es del todo previsible. Nos va a decir que el apoyo desatado y masivo, recibido de forma generalizada por todos los que considera “buenos”, será suficiente justificación para obligarle a seguir liderando su proyecto extremista, avanzando en la ruina de España de la mano de sus socios de la extrema izquierda y del separatismo.
Todo lo demás es irrelevante, no se va a arrugar con jueces o medios cuando él puede controlarlo todo. Lo importante son los votos y la estrategia. Que nadie espere una mudanza que saque a la parejita feliz de su nido en Moncloa, por más que lo deseemos. La intención es justo a la inversa, conseguir más tiempo y perpetuarse en el poder mimetizándose, si es necesario, con forma y sentimientos humanos.
Javier Megino