Si le das un dedo a una persona despreciable, ya sabes que te cojera el brazo, por eso hay que reprimirlo constantemente, porque con el tiempo se convertirá en tu tirano.

Hoy, ya 2 de mayo, después de haber contemplado cómo los comegambas de los sindicatos amarillos, con su “Fiesta del Orgullo”, amenazando al sistema judicial para defender a Pedro Sánchez y al separatismo bajo el nombre de la democracia, pues da un poco de resaca.

Pero hubo detalles del día de San José Obrero que me llamaron la atención. Como que Sánchez fuese alabado por las bases del PSC en la Feria de Abril de Barcelona. Y ya acostumbrado a contemplar a todos los partidos de todo pelaje e ideologías, al final hay un cáliz religioso en los militantes que se se parece a la secta que tenía Charles Manson. Y la verdad, me quedó claro que hay dos Españas.

Las dos Españas se componen de la Clase Productiva y la Clase Pública. Y no quiero parecerme a Javier Milei, porque creo en un sistema económico equilibrado entre la creación, producción y lo social, pero…

Al ver los palmeros del PSC me quedé alucinado, porque cuando llegó Sánchez parecía un Mesías para ellos. Se hacían fotos, les reían las gracias. ¿Y qué trasfondo hay en la gente que estaba ahí?

Pues, la verdad, nada bueno. Pero me imagino que habría más de uno y de dos que estaban a la búsqueda y captura de que le den algún carguito o paguita para vivir del aire. Si del aire, de ese dinero que ha sudado el contribuyente. ¡Porque a estas alturas ya sabemos como trabaja Pedro para mantenerse en el poder!

Esa gente parasitaria se ríe y sangra a las Clases Productivas que hay en el coladero democrático español.

Pero la broma de Sánchez no quedó ahí. En pleno 1 de mayo, se va con Salvador Illa a cenar en el restaurante «7 Portes» de Barcelona, como informó La Vanguardia. Uno de los restaurantes más lujosos de la ciudad, que paradójicamente está especializado en platos con marisco.

No solo acusaré al PSOE de sectarismo fanático, porque sinceramente lo veo en todos los partidos del arco parlamentarios, y reconozco que todos los partidos deben funcionar internamente como una empresa. Eso exige tener a unas bases fieles y sin tentación de crítica interna real.

Uno de los ejemplos más impresionantes, es el separatismo, años y años de cleptocracia y destrucción de la economía y la sociedad catalana, pero claro, “El Prucés” es el Talmud catalán a la espera del Advenimiento.

Mientras tanto todos los cargos políticos robaban y se pegaban unas vidorras como lo ha hecho Puigdemont y compañía, pero mientras el actual candidato de Junts vivía en una mansión de 4.400€ en Waterloo, la retorica separatista es que era un “exiliado” y una víctima del sistema judicial español, en realidad es un golpista y un malversador.

Pero a sus militantes y votantes les da igual, si es por su lucha por el Advenimiento de la Independencia de Cataluña. Y si es necesario flagelarse por ello… Pues se hace.

Aún siendo lo peor que ha pasado en Cataluña en toda su historia. Sí, digo historia, porque antes la burguesía catalana se conformaba con unos fueros caciquiles en el carlismo, pero ahora ya ni fueros, ni leches. Ya han cogido el brazo a las autonomías y van por la independencia.

Y lo admito, lo admiro como genio, del mal, pero genio, a Jordi Pujol. Porque conseguía que sus propios clientes de Banca Catalana le votaran mientras él les robaba en sus narices. Y hasta se autoproclamaba honrado y tenía que dar lecciones de moral a la clase política española. Aunque es cierto que es igual de asquerosa que él.

Bueno y con esto de los palmeros parasitarios, simplemente desde que gobierna Sánchez se han ido de España 500.000 titulados universitarios y pretenden legalizar curiosamente 500.000 inmigrantes ilegales, con el apoyo de Feijóo. Y recordar que en Cataluña las grandes empresas se hayan ido con el «Prucés».

Pero todo sistema político es un ejercicio de demografía y economía. La cuestión reside en quién y en qué dirección hay que llevarla. Y soy muy pesimista al ver que lo bueno se va y lo malo viene.

Mientras tanto… Los trabajadores, los autónomos a pagar y los grandes empresarios huyen de aquí por el infierno fiscal de mantener palmeros “del rollo, coge la pasta y corre”.

Víctor Milà