Como dice nuestro refranero: “Dios los cría y ellos se juntan”. Argumento que servirá para dar explicación a lo que veremos en el último momento, tras las negociaciones entre el socialismo y sus socios separatistas, pensando en la gobernabilidad regional.

Con el sanchismo por medio, todo lo que quieran los fanáticos sectarios, independientemente de que pertenezcan a una u otra facción separatista, lo acabarán logrando, con más o menos tiempo y con más o menos farándula. No hay límites para el impresentable Sánchez con tal de no perder su juguete.

Se avecina una nueva utilización del voto no separatista para dar alas al mayor de los desquiciados de esa órbita. En este sentido, parece claro que la apuesta ganadora será la de Puigdemont. Un candidato que, como Sánchez, también quedó segundo. Tal escenario es un verdadero trauma para la ciudadanía, mayoritariamente no separatista. Sería ridículo que un golpista huido, pendiente de un perdón interesado, pueda acabar gobernando a todos los catalanes. Algo que debería ser el punto y final para que el PSC deje de ser el depositario del voto constitucionalista. El votante no puede ser tan ingenuo, aceptando de forma recurrente que su voto no separatista acabe sirviendo para investir al referente del separatismo.

La candidatura de Puigdemont tiene verdaderas posibilidades, sabiendo el riesgo que supone el cambio de apoyo de los siete supremacistas del lacito amarillo del Congreso de los Diputados, hoy sosteniendo a Pedrito I “El enamorao”. Por eso, la sabandija del maletero tiene todas las de ganar en su puja con Illa.

Un necesitado de poder, como es el vanidoso de Moncloa, ha encontrado la horma de su zapato. El fugado de la Justicia controla al muñeco Sánchez, y no dudemos de que éste será capaz de concederle lo que necesite, aunque traicione a su electorado, humille a todos los españoles y sacrifique a su propio candidato. Lo curioso será ver cómo nos “vende” este nuevo engaño el vanidoso ególatra que todavía preside el Consejo de Ministros de España.

Borja Dacalan