Este miserable Gobierno de ineptos y vividores nos vuelve a colar una medida en favor del separatismo dentro de una decisión en bloque. Ya no nos sorprende este juego del camuflaje, para no reconocer ante los españoles la denigrante sumisión del PSOE ante los verdaderos dueños de esta España en liquidación.
Tras el famoso decretazo de las 80 medidas, pretendiendo de forma disimulada dar coba al separatismo -con palacete parisino incluido-, llegando a cargar contra los que votaron en su contra al tildarlos de insolidarios y mala gente, ahora la nueva medida de gracia en favor del independentismo se disfraza de un desvirtuado “café para todos”, al condonar deuda autonómica con trasvase al Estado.
Lo cierto es que los ciudadanos no nos libraremos de tener que seguir sufragando el despilfarro y la mala gestión de nuestros gobernantes, al tener que pagar con nuestros impuestos toda esta fiesta. Poco nos importa si el saldo negativo está en una u otra escala, pero lo vergonzoso es que el reparto de la quita está pensado y favorece especialmente a los gestores con la mano floja y déficit presupuestario, mientras penaliza la buena gestión, la seriedad y el rigor al disponer de los recursos públicos.
La paranoia separatista, sus chiringuitos y las pseudoembajadas del ridículo, junto a todo el entramado del lacismo, lo acabaremos pagando entre todos los españoles por la gracia del impresentable Sánchez, su vanidad y ese ansia de poder que le corroe y le aferra al sillón sin importarle lo que se lleve por delante. Eso sí, se apresuran los bufones sanchistas a vender ante la opinión pública que toda negativa a dicha condonación es una decisión que lastra a las propias comunidades contrarias a la medida, en otra mentira tergiversada y manipulada de este circo sanchista en el que sobran payasos.
Y, tras este acuerdo con los republicanos, no podemos perder de vista la intención del fugado. A Puigdemont no le vale lo anterior, sino que apuesta por una quita absoluta de la deuda al defender una propuesta que plantea que todo el despilfarro del separatismo sea pagado íntegramente por España. Con las tragaderas del inquilino de Moncloa todo es posible. Para semejante personaje no existe el límite. Lo que no entiendo es qué hacemos los españoles viendo las noticias y sin reaccionar como se debería ante tanto abuso por parte de este Gobierno antiEspaña.
Borja Dacalan