El tiempo acaba poniendo a todos en su sitio. Lo digo esperanzado al pensar que, en un tiempo más o menos prudente, las rejas serán las que acompañen el paso de los años a los que han demostrado que son la ruina de España. Un rebaño de impresentables que, pese a todo lo que vivimos y soportamos, siguen disfrutando de las bondades y parabienes que supone ser gobernantes de un país como el nuestro. Que nadie me quite la ilusión, aunque se quede en eso.

España deambula por la cuerda floja sobreviviendo en manos de un personaje como Sánchez. Un líder de entramado corrupto que ha parasitado el PSOE y pone nombre a la facción extremista que deja por los suelos la imagen de nuestra clase política. Su actitud maliciosa y mafiosa, sirviéndose de sus lacayos y fontaneros, empieza a blanquearse de la mano de las incómodas investigaciones que salen a la luz. Unas pesquisas que deben ser, por razones obvias, cuestionadas y perseguidas por los estamentos controlados por el régimen sanchista todopoderoso.

El capo nunca reconocerá, dado que sería el fin definitivo del castillo de naipes, su responsabilidad e iniciativa a la hora de dirigir las acciones de todos los palmeros y ejecutores de directrices que viven a la sombra del que es el “número uno”. Su equipo fontanero, que identificó con nombres y apellidos Aldama, está perfectamente adoctrinado y especializado para bucear por el barro y moverse por las cloacas, dirigiendo ahora su ofensiva hacia el desprestigio de la UCO y, por extensión, de la Benemérita. Todo vale a la hora de hacer frente a quien ose meter mano e investigar la corruptela sanchista.

La Ley y el Orden, tan vinculado a la Guardia Civil, ofende a la malignidad personificada al ser diametralmente contrario a lo que son los intereses del también conocido como el “puto amo”. Defender a España es todo lo contrario a su comportamiento. Su amiguismo rastrero y servicial, sometido y connivente con todas las minorías fanáticas que ansían el fin de la nación española, pone en el foco al que se interponga en su camino. Esa es la razón por la que la UCO se ha convertido en el destino de las acciones fangosas para socavar la credibilidad y el buen nombre de una de las instituciones más queridas por los españoles.

A la sombra de un discurso manipulador y falso, siendo ellos especialistas en los lodazales, se pretende desviar la atención para hacer culpable de sus propias conductas al enemigo político. El tiempo dará la razón y quedará demostrado que al hablar de barro y suciedad debe dirigirse la mirada a la Moncloa. Queda sobradamente demostrado que la miseria se ha instalado en el Consejo de Ministros del Gobierno de España, deshonrando la imagen de España y dejando por los suelos nuestra credibilidad como país serio.

La amalgama de intereses cruzados, entre todos los que viven a la sombra de la debilidad de Sánchez y su falta de vergüenza, da continuidad a esta anomalía. Situación que hace poco viable el fin de la humillación y la consiguiente caída del contubernio de mediocres. Les une la necesidad de seguir anclados en el poder, de sacar provecho máximo de unos votos -siempre necesarios- y de seguir chupando de la teta del Estado dejando de lado por completo tanto valores como principios.

El señor de las mentiras, ese que dijo que no indultaría e indultó o que dijo que suprimiría los aforamientos y, sin embargo, sabe utilizarlos de forma provechosa para los suyos sin escrúpulos –por poner un par de ejemplos de ida y venida para dejar constancia de su capacidad de engañar e incumplir lo prometido al son de sus intereses-, ha consolidado un estándar en la política nacional que obedece a criterios típicos de un régimen autócrata y dictatorial.

Con la mirada puesta en todos los casos de corrupción, de fraude y de abuso de poder, por parte de un sanchismo desenfrenado, la teoría lógica debería acompañarse de una cuenta atrás para ver caer al endiosado, junto con todo su séquito de barrigas llenas y vividores. Pero, conscientes de la realidad que nos rodea y sus condicionantes, debemos redirigir esa expectativa seria y coherente a unos mínimos tendentes a cero.

El grado de intromisión y de manipulación, que sabemos se ha consolidado en la Justicia o que copa los medios de comunicación y manipula a la opinión pública, sabe jugar sus bazas para que la senda estratégica de Sánchez y los suyos perdure en el tiempo pese a todo el destrozo acumulado. El objetivo y logro del deseable fin del ordeno y mando, del que quedará en la historia como el gran borrón y la ruina de España, se ha convertido en una ilusión difícilmente alcanzable mientras el bloque antiEspaña siga imponiendo su perversión y sepa sacar rédito a las debilidades y circunstancias.

La confusión que debe ocasionar a los buenos y honrados socialistas, esos que queden tragando bilis ante el bochorno, debe suponer una difícil digestión. No parece fácil sobreponerse a tanta conducta rastrera, aceptando y asumiendo todas esas exigencias extremistas con el único fin de mantener a flote a un Gobierno de risa. Pero, como ya se ha dicho, la única salida viable y creíble debe surgir de las propias tripas del PSOE. De modo endógeno debe generarse una solución que haga factible la deseable alternativa que limpie el honor del partido y, con agua caliente y lejía, se evite el olor putrefacto que lo ha contaminado al verse parasitado por el sanchismo.

En plena evidencia de la existencia de una fontanería para los trapos sucios, urdida por Sánchez y su séquito, se juega con el honor de la Guardia Civil. Una institución sentenciada por la ultraizquierda y el separatismo empoderado por Sánchez a la que se pretende expulsar de mi tierra y que se desacredita interesadamente, como sucede con la UCO, tan solo por hacer bien su trabajo. Tanta acumulación de humillaciones debería despertar a la sociedad española. En cambio, se reservan las caceroladas y los pitos en la calle a la espera de su momento, es decir, cuando tengamos un Gobierno alternativo que merezca el esfuerzo de sus organizadores. No muerdas la mano que te da de comer.

Javier Megino