Como dice un dicho popular “quien a buen árbol se arrima buena sombra le cobija”. Un refrán que pretende direccionar la conducta de modo que vayamos por la senda de la vida acompañados de personas que merecen la pena. Estoy convencido de que, con poco riesgo de equivocarme, los lectores que han sido padres lo han utilizado en alguna ocasión en las conversaciones domésticas con sus hijos, máxime si éstos se aproximan a la complicada etapa de la adolescencia.

En este sentido, unir tu destino a personas que podemos distanciar diametralmente de lo que es la sensatez y la buena conducta, enfatizando características tales como la humildad, la profesionalidad, la sinceridad o el altruismo, te puede poner en situación de alto riesgo.

Por dicha razón, aproximarse a una persona que te lleva a pensar en miseria, mentira, abuso, corrupción, mafia o prepotencia, como es el caso del maligno Sánchez, pudo verse por algunos palmeros interesados como la opción ganadora, cobijándose a su sombra y con la vista puesta en posibles réditos en caso de éxito. Pero, a la postre, tanto sus bufones como el resto de la sociedad estamos viendo lo que supone vincularte con un personaje sin credibilidad ni empatía. Un ser que solo aprecia y cree en la imagen que ve al otro lado de su espejito mágico de Moncloa.

Un gran ejemplo puede ser el exministro Ábalos. Un personaje que supo auparle a la Secretaría General en aquellos tiempos de excursiones con lloriqueo por toda España. Ahora, pese a su compromiso y esfuerzo, debe sobrevivir atormentado y tensionado protegiéndose del entramado con la dosificación de sus mensajes del móvil.

Otra damnificada que sirve de ejemplo de lo antedicho ha sido la jefa de la fontanería del sanchismo. Una servidora del régimen que intentó eludir sus responsabilidades con argumentos de chiste y que, ahora, claudica por imperativo y se va del PSOE para evitar salpicar, ya veremos si sirve, al verdadero responsable que ellos llaman el “puto amo”.

Lo que queda claro es que, sin importar lo que cueste o las personas que se vean sacrificadas, lo importante es mantener el búnker activo y protector del número uno. Saturno puede seguir empachándose de sanchistas colaboradores hasta que se los acabe. La imagen y el deterioro ocasionado por el marido de la Bego ya no tiene vuelta atrás.

Javier Megino